La Copa América 2015, dirimida en Chile, fue jugada hasta su final con férrea marca; los niveles técnicos en lo individual y colectivo fueron superiores a las anteriores ediciones. Brillaron jugadores hoy tentados por equipos europeos; se va afianzando la lógica de que el equilibrio futbolístico es mínimo en lo mental, táctico y físico entre las naciones sudamericanas y qué decir de la hinchada, que es el alma por su emotividad y asistencia.
Chile fue campeón y majestad de esta Copa con todos los méritos hasta la próxima versión, que se certificará en la república hermana de Brasil.
Y dentro de la agonística se han dado hechos vergonzosos que han lastimado profundamente a este insigne deporte, que fue inventado para jugarse con normas, ética y reglas para ser cumplidas por los futbolistas en los encuentros en disputa.
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Qué bien la asistencia de la televisión como valor agregado en las narraciones para identificar a los envanecidos deportistas que afloraron acciones antideportivas.
Qué bien la disposición de algunos árbitros en aplicar la regla de juego número doce a futbolistas que hacen ‘teatro’ lanzándose al suelo y otros que gesticulan groseramente y reclaman a la autoridad del partido.
Lo que viene otorgando la TV es notable, aporta con imágenes para que los códigos disciplinarios y éticos de certámenes nacionales e internacionales, a través de sus comisiones, sancionen con firmeza a estos incorregibles futbolistas que elaboran y fabrican actitudes negativas al ser vistos por la niñez y juventud del mundo.
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Dos futbolistas chilenos han ‘herido’ el buen concepto de la responsabilidad y del buen jugar. El primero fue Vidal con su aventura nocturna; a nuestro parecer el DT Sampaoli se alejó de ser un buen profesional al otorgarle un castigo tibio; y el segundo, Jara, inhabilitado en los partidos que le restaban a la selección del país organizador. Lo de Neymar, su conducta reprochable lo condujo a ser retirado del torneo, y lo del técnico Gustavo Quinteros, quien debe respetar los disentimientos y ser prudente en sus respuestas.
En la grandeza del balompié no pueden ser actores por más que sean astros, cracks, estrellas y tantos términos metafóricos este tipo de jugadores.
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Ante el balón cabe buena conducta. (O)