A nadie escapa, y más aún en la época actual –ante la crisis económica que viven las instituciones de fútbol en el Ecuador–, que el futuro o “patrimonio” más importante que tienen los clubes son los jugadores de las divisiones menores. Pero, ¿cuál es el valor real que le dan a las categorías formativas? En muy contados casos se les brinda lo necesario para su éxito.

No se respeta a los técnicos nacionales de turno –que son los que realmente realizan un trabajo de hormiga– y, encima, son los que menos ganan a la hora de los sueldos. En nuestro balompié profesional, al momento de elegir, no se tiene en cuenta al hombre, su preparación o capacitación; sí al nombre y así se contratan técnicos que no tienen una noción exacta de lo que se requiere para explotar el rendimiento de sus dirigidos. La venta de un solo jugador, en el momento justo, puede representar todo el gasto de años en el fútbol de base.

Se debería hacer una planificación anual coherente con personas capaces de producir resultados. Pero a los resultados que nos tenemos que referir son precisamente a los que los clubes (salvo excepciones) no apuntan. Se busca salir campeón en los torneos de divisiones menores, lo que no me parece mal, pero se olvidan de la formación técnica y táctica. ¿Cómo logramos esos cambios? Muy simple, no aceptando el camino fácil y mediocre de seguir igual, sino buscando superarnos e imponiendo nuestras ideas. Pensar, crear ¡qué difícil es!

Publicidad

Seamos técnicos con orientación de docentes, con capacidad, inventiva, creatividad. No actuemos contra el chico, sino con el chico. No juguemos contra tal o cual club, juguemos con ese club y si en el devenir del encuentro nos toca ganar o perder, aceptemos las consecuencias como un juego. El balompié es eso: un juego y como tal debemos practicarlo y lo que es más importante, enseñarlo. No olvidemos que dentro de todo ese conjunto de chicos o jóvenes pueden estar nuestros hijos, ¿y qué le dejamos a ellos? Formemos seres humanos y luego jugadores de fútbol.

En muchos clubes se escogen entrenadores por amiguismo, compromisos o bien por la posibilidad directiva de manejar las cosas a su antojo y en muchos casos influenciados por tal o cual empresario o patrocinador.

El proceso más lógico y redituable para los clubes sería buscar profesionales preparados como DT. Que tengan inquietudes, conocimientos y vocación docente; esto es clave porque enseñarán a chicos que por sus edades y la evolución de sus capacidades se hallan en el momento cumbre de sus posibilidades de asimilación de las destrezas y la formación de hábitos.

Publicidad

Deben trabajar a partir de criterios claros en el proceso de enseñanza-aprendizaje y conocimientos profundos, tanto para la corrección de errores como de deficiencias técnicas. Es necesaria la rápida detección de talentos y el consecuente trabajo específico, armando grupos especiales de tareas, cuyos parámetros sean la riqueza individual técnica y no sus edades cronológicas.

Hay que preparar a los futuros talentos sobre bases técnicas para luego agregarle aspectos físicos, estratégicos, tácticos y psicológicos. Esto conforme a la demanda del mercado. Los clubes extranjeros vienen a buscar las capacidades que tiene el futbolista nacional, luego lo adaptan al despliegue físico y el sistema de vida de cada lugar, donde existe un mayor profesionalismo.

Publicidad

Se debería tratar de realizar trabajos diferenciados con aquellos que poseen esas capacidades motrices naturales y así desarrollar sus fundamentos técnicos.

Se construyen ‘revolucionarias ideas’ cuando la verdad está en la cancha y los clubes, después de años de dejar pasar el tiempo, cuando miran hacia atrás, advierten que solo han conseguido promover a un puñado de jugadores. Y en la mayoría de los casos habrían llegado igual, lo logran más por sus condiciones innatas que por el trabajo efectuado. Como consecuencia de esto, los jóvenes suben a primera división con innumerables defectos de trabajo de base y obviamente suelen no representar la salvación deportiva ni económica soñada por padres y clubes.

El absurdo llega al punto culminante cuando instituciones muy importantes prefieren gastar millones de dólares comprando jugadores, muchos de ellos con edades avanzadas, en lugar de modificar viejas estructuras, invertir mucho menos y realizar un proyecto a mediano y largo plazo.

Ecuador es un país pobre, no se puede dar el lujo de ser comprador de futbolistas. Más bien tendría que ser un productor y vendedor de jugadores. Existe la materia prima para aquello. ¿Por qué no hacerlo?

Publicidad

Ecuador no se puede dar el lujo de ser comprador de futbolistas. Tendría que ser productor y vendedor. Existe la materia prima. ¿Por qué no hacerlo?