Por: Ricardo Vasconcellos R. | rvasco42@hotmail.com

En 1966 un periodista francés decía que Spencer era comparable a Pelé y que la inteligencia del ecuatoriano era superior a la del gran Eusebio.

Los que odian la historia porque no la han leído, no la han estudiado ni la entienden por cierta disfuncionalidad intelectual dicen en la radio y la televisión, casi a diario, que los equipos extranjeros, en las eras de los estadios Capwell antiguo y del Modelo, venían “a pasear”. Jugaban a media llave, sostienen, cobraban y se iban “sin sudar la camiseta”, aunque nunca vieron un partido en ambos escenarios.

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Los viejos aficionados rechazan esas mentiras con la sapiencia que les da haber sido testigos. Los jóvenes escuchan y a veces creen esas mentiras porque falta que nosotros, los periodistas experimentados que hemos cultivado la investigación, nos pongamos a escribir esa historia tan vilipendiada por quienes la ignoran.

Diario EL UNIVERSO puso hace unos días en evidencia la impostura. Publicó la página dedicada a uno de los encuentros más emocionantes que se recuerden: Benfica vs. Barcelona. Se jugó en el Modelo el 20 de agosto de 1967 con el ardor de una final de Copa. Los portugueses pusieron en el césped a Eusebio, Cruz, Jaime Graça, Coluna, José Augusto, José Torres y Simoes, integrantes de la selección lusa que había logrado el tercer lugar en la Copa del Mundo de 1966 y en la que el recién fallecido Eusebio Ferreira da Silva se consagró goleador, con 9 anotaciones.

Benfica traía en su palmarés haber ganado la Copa de Europa (hoy Liga de Campeones) en 1961 y 1962. Era tan poderoso el equipo de Eusebio que volvió a ser finalista ante el Milán, en 1963 (perdió 2-1); ante el Inter, un año antes de su visita; y una temporada después de estar en Guayaquil jugó otra final, perdida ante el Manchester United de George Besty y Bobby Charlton.

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El partido en el Modelo llevó más de 30.000 personas y estuvo lleno de grandes momentos. Vicente Lecaro, el incomparable Ministro de Defensa, y Luciano Macías se batieron con lucimiento en el primer tiempo ante los embates de la delantera lisboeta, pero lo que también provocó aplausos fue la actuación de dos jovencitos guayaquileños: Félix Lasso y Washington Chanfle Muñoz.

Lasso era un jugador de gran técnica y muy aguerrido. Enfrentó la persecución y maltrato de Raúl y Jacinto sin dar un paso atrás, y a los 8 minutos batió la valla de José Henrique. Un misil de Muñoz deshizo el empate que había conseguido Eusebio. Benfica no quería ser batido en Guayaquil y salió a dominar en el segundo tiempo. Un gol de José Augusto y otro de la Pantera de Mozambique determinaron el triunfo de Benfica en un duelo memorable.

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Los seguidores del fútbol en Ecuador supimos de Eusebio en 1961, cuando Benfica disputó la extinguida Copa Intercontinental con el Peñarol de Alberto Spencer. Ambos astros hacían su segunda temporada en los equipos que los llevarían a la fama. El 19 de septiembre de ese año, en el estadio Centenario, Peñarol venció a los portugueses por 2-1 y se llevó la supremacía universal, lo cual repetiría en 1966 ante Real Madrid.

Por aquellos años se pasea por el mundo el gran Santos de Pelé. Uno de los periodistas más célebres del planeta era el francés Francois Thebaud, de la prestigiosa revista Mirror du Football, de su país; él era admirador de Pelé, Eusebio y Spencer. Luego del triunfo de Peñarol ante Real Madrid en la Copa Intercontinental de 1966 Thebaud dijo: “En una época en la que el brasileño Pelé brillaba con intensidad, Spencer era comparado con él. Es el único jugador que me hace recordar, por sus cualidades y su estilo, al formidable Pelé. Tiene la misma desenvoltura, la potencia, las increíbles posibilidades de aceleración, el sentido que le permite esquivar los golpes, la técnica sin fallas. También un extraordinario juego de cabeza. Su inteligencia para el fútbol colectivo es superior a la de Eusebio”.

Se dice a menudo que aquellos tiempos eran de un balompié lento, con poco marcaje. A Eusebio se lo comentaron en una entrevista hace dos años y esta fue su respuesta: “Se dicen ahora tantas tonterías. Eso de que el fútbol de hoy es más rápido, de que en nuestra época se jugaba andando... ¿Acaso George Best o Garrincha no eran rápidos? ¡Por favor...! Di Stéfano no paraba durante todo el partido, de arriba a abajo, y a su ritmo lo hacía todo el Madrid. No he visto todavía nada igual”.

Si Eusebio hubiera sido ecuatoriano habría sido desacreditado hace mucho tiempo y no habría faltado el comentario cantinflesco: “No sabía jugar. En el fútbol de hoy no tendría cabida”. Ningún dirigente de los organismos que gobiernan el fútbol nacional habría ido a su funeral, a menos que le garantizaran las cámaras de por lo menos tres canales.

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En Portugal acaban de resolver que Eusebio sea sepultado en el Panteón Nacional, donde estará al lado de presidentes de la nación, escritores ilustres y figuras de la cultura portuguesa. Su contribución al orgullo de su país y a su historia lo han hecho merecedor de tan grande homenaje.

Eusebio calificaba como “tontería” que se dijera que el fútbol de antes no era rápido. Aseguraba que no se ha visto nada igual a Alfredo Di Stéfano.