Por: Otón Chávez
ochavez@parquedelapaz.com

 

Ya terminó la Copa Confederación. Brasil, merecido campeón, y España, merecido vicecampeón. Los verde-amarillos vuelven a su viejo estatus de espectáculo y contundencia. ¿España regresará a seguir mandando con su toque-toque? Nadie lo sabe, pero el mundo futbolístico seguirá por mucho tiempo comentando, subiendo y bajando a estas dos potencias mundiales.

Por nuestra parte, y metiendo al fútbol local en la repisa, recordamos que acaba de culminar la primera etapa del torneo nacional con un justo ganador, Emelec, de esta urbe huancavilca; mientras que Barcelona, su tradicional rival y campeón vigente, llegó al quinto puesto, y las habladurías siguen campantes sin el menor viso de silencio.

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Que Emelec perseguirá ganar la segunda parte y proclamarse primero y evitar disputar el título, mientras los toreros la quieren ganar para enfrentarse a los azules y repartir el título. Pero de aquí hasta diciembre los cálculos, cuchicheos, especulaciones, los gritos de los fanáticos no bajarán el tono de los doce equipos del campeonato.

Miren ustedes la polvareda que levanta el fútbol en todas las épocas. Veamos los pensamientos en el siglo pasado con escritores de enorme talla y lean lo que escribieron: Albert Camus, francés, premio Nobel de Literatura (7 de noviembre de 1913-4 de enero de 1960): “Lo que más sé, a la larga, acerca de la moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol...”. Jean Giraudoux, francés (29 de octubre de 1882-enero de 1944): “Porque más que el rey de los deportes, el fútbol es el rey de los juegos. Todos los grandes juegos del hombre son juegos con una pelota. En nuestra vida, la pelota es el objeto que más fácilmente escapa a las reglas de la vida...”.

Mario Benedetti, uruguayo (14 de septiembre de 1920-17 de mayo del 2009): “Pero para jugar más allá de propios hay que tenerlas bien puestas. ¿O qué te parece haber ganado aquella final contra el Corrales, jugando nada menos que nueve contra once? Hace dos años y me parece ver al Pampa, que todavía no había cometido el afane, pero lo estaban germinando, correrse por la punta y escupir el centro, justo a los cuarenta y cuatro de la segunda etapa, y yo que la veo venir y la coloco tan al ángulo que el golerito no la pudo ni pellizcar, y ahí quedó despatarrado, mandándose la parte porque los de Progreso le habían echado el ojo...”.

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Juan Parra del Riego, peruano (20 de diciembre de 1894-21 de noviembre de 1925): “La pelota hierve en ruido seco y sordo de metralla, se revuelca una epilepsia de colores y ya estás frente a la valla con el pecho... el alma... el pie... y es el tiro que en la tarde azul estalla como un cálido balazo que se lleva la pelota hasta la red. ¡Palomares! ¡Palomares! De los cálidos aplausos populares...”.

Eugenio Evtuchenco, ruso, actual poeta: “Por extraño que pueda parecer, he creído siempre que el fútbol tiene algo que ver con la poesía...”.

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Mario Vargas Llosa, peruano, premio Nobel, que vive todavía: “El culto al as del balompié dura lo que su talento futbolístico, se desvanece con este, es efímero, pues las estrellas del fútbol se queman pronto en el fuego verde de los estadios y los cultores de esta religión son implacables: en las tribunas nada está más cerca de la ovación que los silbidos”.

“Es también el menos enajenante de los cultos, porque admirar al futbolista es admirar algo parecido a la poesía pura o a una pintura abstracta. Es admirar la forma, sin ningún contenido racionalmente identificable. Las virtudes futbolísticas, la destreza, la agilidad, la velocidad, el virtuosismo, la potencia, difícilmente pueden ser asociadas a posturas socialmente perniciosas, a conductas inhumanas. Por eso, si tiene que haber héroes, ¡que viva Maradona”! (antes de que apareciera la droga).

Eduardo Galeano, uruguayo, vive todavía: “Me gusta compartir euforias y tristezas en las tribunas con millares de personas que no conozco y con las que me identifico fugazmente en la pasión de un domingo en la tarde...”.

¡Qué lindo, verdad? El fútbol es capaz de inspirar esas palabras. Y de las letras ecuatorianas hay un libro, un libro publicado por el historiador Ricardo Vasconcellos Rosado, que entre paréntesis, Joseph Blatter, presidente de la FIFA, refiriéndose a la historia del fútbol guayaquileño, dice: “Este libro ocupará un lugar privilegiado en el Centro de Documentación de la FIFA, como excelente crónica de la historia del balompié del Guayas...”.

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Joseph Blatter refiriéndose a la historia del fútbol guayaquileño, dice: “Este libro ocupará un lugar privilegiado en nuestro Centro de Documentación”.