La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) advirtió ayer a la Organización de Estados Americanos (OEA) contra un “estrangulamiento” financiero, un día antes de que se reúnan sus cancilleres en Washington para cerrar un proceso de reformas del ente.

Si la OEA decide que la Comisión no reciba donaciones de países fuera de la región, que brindan hasta un tercio de su presupuesto, “nos preocupa que se propicie el estrangulamiento financiero de la institución”, dijo el presidente del organismo, el mexicano José de Jesús Orozco.

El financiamiento del ente autónomo de la OEA es el punto de discordia entre los 34 miembros activos de la organización, que asistirán hoy a la Asamblea General extraordinaria para cerrar el proceso de reformas, que ya se ha prolongado por casi dos años.

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Países críticos de la CIDH, como Ecuador, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, se mantienen en desacuerdo con un proyecto de resolución debatido en los últimos días, que permite la financiación fuera de la región hasta tanto la OEA pueda dar todos los fondos y supedita a la entrega de recursos que todas las relatorías del ente tengan las mismas capacidades.

El presupuesto de la OEA para la CIDH es “insuficiente”, y por eso la institución se ve obligada a buscar donantes, explicó Orozco.

El presupuesto de la Comisión es de $ 9,5 millones al año, la mitad es financiada por la OEA, un tercio más de donaciones fuera de la región y el resto de aportes específicos de países americanos.

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Pero la relatoría de la Libertad de Expresión, por ejemplo, criticada por Ecuador y Venezuela, se financia exclusivamente con donaciones, casi la mitad de ellas europeas.

“Si a la relatoría no le permiten hoy, tal y como están las cosas, acceder a esos recursos, hay que cerrar esta oficina”, alertó su jefa, Catalina Botero.

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La CIDH expresó su deseo de que en la Asamblea de hoy se dé por cerrado el proceso de reformas, para que “pueda volver a destinar el 100% de sus recursos humanos y financieros disponibles a la protección y promoción de los derechos humanos”, dijo Orozco.

La Comisión considera que ya “cumplió con su compromiso”, luego de que esta semana presentara su propio plan de reformas, que responde a “todas y cada una de las 53 recomendaciones” que le hizo la OEA el año pasado, y tiene esperanzas de que hoy una mayoría de países le dé su apoyo, señaló.

“El gran resultado de este proceso es la convicción de víctimas, sociedad civil y estados de que la Comisión Interamericana es un patrimonio de los pueblos de América”, acotó el secretario ejecutivo del ente, Emilio Álvarez Icaza, quien destacó el nuevo clima de “diálogo” entre la CIDH y la OEA desde hace unos meses.

Mientras que en un artículo del diario Reforma, el excanciller de México, Jorge Castañeda, considera que los cancilleres de los países de la OEA deben “mandar al diablo a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA)” y cerrar el proceso de reformas.

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En esa publicación sostiene que la reforma al Sistema Interamericano de Derechos Humanos se ha convertido en “un intento de los países de la ALBA para destruir dicho sistema como parte de su intento por salirse de la OEA”. “De consumarse (...) estas reformas debilitarán seriamente a la Comisión y facilitarán la tarea a aquellos gobiernos que violan los derechos fundamentales y limitan la libertad de expresión”.