Santiago Molina
.- Iván Carvajal Aguirre, ganador del primer premio a las Libertades Juan Montalvo, otorgado por la Asociación de Editores de Periódicos (Aedep), rescata la vigencia del pensamiento del escritor ambateño en la medida que ve como importante, dentro de una democracia, tener a una prensa que sea el medio para confrontar ideas y debatir tesis. El poeta carchense habla sobre el panorama de las libertades en Ecuador y la región. Analiza el papel de la crítica y de los intelectuales que, según él, han ido perdiendo valor frente a los expertos y tecnócratas.

¿Qué rescata del pensamiento de Montalvo sobre las libertades, sobre los gobiernos autoritarios?
El mérito de la creación del premio es traer la vigencia del espíritu montalvino, que en este aspecto concreto tiene que ver con la pasión que él tenía por la defensa de las libertades básicas de pensamiento, expresión, crítica. Incluso entendiendo algo que es muy importante en el contexto de su lucha: que podía recurrir a expresiones muy fuertes sobre los gobernantes. Es una necesidad el contar para la convivencia democrática sobre todo con una prensa como mecanismo de confrontación de tesis, de posiciones, de discusión de presupuestos que tienen que ver con la vida.

¿Qué momento está viviendo la cultura, las artes, las letras en el país? ¿Usted ha cuestionado el papel de los intelectuales?
Vivimos en una época en la que estamos pasando ya de la importancia que se asignó a los intelectuales hace algunos decenios. Hoy estamos en otro contexto: internet, etcétera, hacen que exista otro contexto de referencias y el intelectual va perdiendo su valor. Hoy en día, más que el intelectual pesan los expertos, los tecnócratas. No por eso los intelectuales han dejado de tener una función, la cual debe ser una función crítica.

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¿Cada vez hay menos intelectuales críticos?
En este caso diría que se está perdiendo el sentido de la actividad. Si ya no se escribe críticamente, si ya no pienso, si ya no medito, si me convierto en mero elaborador de eslóganes, o escribo los discursos que quiere que suenen bien el gobernante o quien sea, dejé de ser un intelectual crítico.

Entonces, ¿cada vez hay menos intelectuales críticos o cada vez hay más intelectuales obsecuentes?
Es muy difícil establecerlo. En el acto de la Aedep yo vi una enorme presencia de intelectuales independientes. Los principales escritores del Ecuador son intelectuales independientes, muchos de los artistas son independientes...

Estamos en un periodo de nuevas reglas electorales, ¿siente limitaciones?
Yo, como la mayor parte de los ciudadanos, he pasado por una época de enorme indiferencia sobre el proceso electoral. Esto es porque no ha existido el menor debate de cuestiones de fondo. De todas formas veo que es una campaña completamente desigual.

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¿Cómo ve que los candidatos a la Presidencia están abordando el tema de las libertades en Ecuador?
Ese es otro debate que no se da. Son alusiones muy generales cuando las hacen. Pero se trata de una verdadera reflexión del sentido del conjunto de las libertades en el contexto de un proceso de configuración democrática y eso sí que no hay.

¿Cómo recibe el premio de la Aedep, una organización de medios de comunicación, en un momento en el que la prensa ha sido descalificada desde el poder?
Yo hubiese sido inconsecuente al no aceptar un premio de esta naturaleza, porque me parece que es fundamental afirmar el sentido pluralista, democrático, de expresión diversa, de razonamiento, de argumentación. Si en la prensa no hay posibilidad de argumentar no hay en ninguna parte la posibilidad de argumentar sobre la política. En ninguna parte habría la posibilidad de argumentar para el conjunto de la ciudadanía ni sobre la política, ni sobre la ética.

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¿Cómo describiría al poder, cómo describiría el deseo de alcanzarlo y el de mantenerlo?
Mi posición podría resumirse en esta tesis: lo deseable en una democracia extrema, sería una democracia que asegure formas de gobierno de la comunidad y la sociedad en las que el gobierno sea débil, lo más débil posible. De tal manera que son los propios integrantes de la sociedad los que tendrían la responsabilidad sobre decisiones fundamentales y cruciales con base en la reflexión. Ese sería el estado ideal donde el poder es mínimo. Como eso no existe, los intereses económicos y también el deseo de dominar al otro priman en el poder. Mientras más fuerte es el deseo de dominio o de explotación del otro el poder es más fuerte. Hay la otra posibilidad del político, que sería la posibilidad a la que yo me adscribiría, que es el que mantiene una lucha política que no aspira al poder. Yo creo que una izquierda auténtica no debería aspirar a tomarse ese poder, sino a ser una voz crítica que introduce debates para las decisiones.

¿Dónde radica la importancia de la actitud crítica, en un momento en el que se habla inclusive del ‘sueño ecuatoriano’?
Cuando hablamos de sueño estamos hablando de ciertos aspectos de deseo y de deseos que tienen fundamento en las circunstancias, el sueño de vivir mejor, de tener. Pero también volvemos a un problema muy importante que es esto de cómo determinar las cuestiones que en principio aparentan tener consistencia y luego se convierten en mecanismos de dominio ideológico y sumisión. Ahí hay una manipulación, hay una forma de representación a la que se adscribe acríticamente. Creo que ahí la función del intelectual siempre es la crítica. El intelectual debería decir pensemos en el sueño ecuatoriano y veamos cuánto tiene de realidad, de ilusión y demagogia.

¿Se puede concebir una democracia sin crítica?
Imposible. La democracia implica, incluso en el sentido de la democracia más imperfecta y estrecha, la multiplicidad de posiciones con que se confrontan en la escena pública.

En la región una tendencia política ha alcanzado la hegemonía, ¿los inconformes son los equivocados?
Yo preguntaría cuál es la tendencia política que ha alcanzado la hegemonía. Yo creo que ahí hay un error. Lo que existe en el caso de Ecuador, Venezuela y Argentina son populismos con ciertos aspectos de políticas públicas y programas de educación, vivienda y salud de la población, destinados fundamentalmente a cumplir las estrategias de los organismos internacionales. Esta es una tendencia no hegemónica en el continente, que es una tendencia que se pone de relieve porque (Hugo) Chávez hace mucho ruido.

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¿Dentro de esa tendencia los conformes son los equivocados?
Desde el punto de vista de los gobiernos de esta tendencia los inconformes son los equivocados siempre. Desde el punto de vista del poder todos los inconformes son equivocados. Eso solamente en regímenes de tendencia autoritaria puede darse, si tuviésemos regímenes muy democráticos el gobernante diría escuchemos al adversario para saber cuáles son sus razones, a lo mejor él tiene la razón y me doy cuenta.