No hay duda de que Venezuela está viviendo un momento excepcional. Tiene un expresidente que terminó ayer sus funciones y un presidente electo, que en este caso es la misma persona, que no ha podido posesionarse. Han surgido entonces las dudas sobre la validez constitucional de lo que se está viviendo en ese país, ya que aunque la Asamblea Nacional ha dado su visto bueno a la permanencia de Chávez en Cuba por el tiempo que requiera para tratarse el cáncer que padece y el Tribunal Supremo de Justicia resolvió el pasado miércoles que el gobierno puede seguir en funciones, no es claro que ambas decisiones tengan un fundamento legal indiscutible.

Surge una pregunta: ¿Si el presidente electo no fuera Chávez y se encontrara en la misma circunstancia, se hubiera permitido que asuma el poder el vicepresidente, aunque no es eso lo que manda la Constitución? Quizás lo que ocurre ejemplifica claramente la necesidad de la independencia de las funciones y los riesgos que significa para la democracia que todo el poder esté en las mismas manos.

En todo caso, esperamos que el pueblo venezolano encuentre una salida por vías constitucionales y pacíficas.