Luego de varios proyectos –el primero se introdujo el 18 de enero de este año– y de negociaciones de último momento, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos y el Senado llegaron a un acuerdo la semana pasada y en una sola sesión ambos cuerpos aprobaron la llamada “(H.R. 3783) 2012 Act to Countering Iran in the Western Hemisphere” (Ley de 2102 para Neutralizar a Irán en el Hemisferio Occidental). La ley probablemente ya llegó al escritorio del presidente Obama para su sanción. En vista del apoyo bipartidista que tuvo –algo raro en Washington en estos días– y la no oposición de la Casa Blanca, se espera que la ley sea aprobada.

El Ecuador es mencionado en más de una ocasión en los considerandos de esta ley. Las relaciones económicas y políticas que hemos desarrollado con Teherán, y en especial la posición favorable que el país ha adoptado con respecto a su programa nuclear, no ha pasado desapercibida.

La ley trae una declaración de política exterior y dos directrices al Departamento de Estado. La una es presentar en 180 días una evaluación detallada de la conexión iraní en la región, desde lazos económicos hasta apoyos diplomáticos y políticos, así como una estrategia. La otra es un plan de acción para contrarrestar esa creciente relación. Uno de los objetivos es reducir la presencia y financiamiento de organizaciones terroristas, como Hezbolá.

La nueva ley viene en momentos en que las sanciones económicas de la comunidad internacional a Irán han comenzado a tener un efecto interno y, por el otro, cuando el único aliado del gobierno iraní en el Medio Oriente, el presidente sirio, está acorralado por su pueblo. Pero es también una respuesta a las políticas de ciertos países latinoamericanos que no esconden sus simpatías para un gobierno que viene irresponsablemente auspiciando tanto un programa nuclear como el terrorismo.

El crimen de oficiales iraníes en Buenos Aires es un espeluznante ejemplo de lo que es capaz dicho gobierno. Un acto que jamás podrá justificarse con el argumento de que “ellos” también han matado a “los otros”.

Hasta ahora Estados Unidos había aplicado severas sanciones económicas a Irán bajo el paraguas de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobadas ante su desafiante política de no detener su programa nuclear, resoluciones que son vinculantes para todos los países miembros de la ONU. A Estados Unidos no le ha sido tan fácil extender dichas sanciones a terceros países.

La mencionada ley es un paso en esa dirección. Pero también constituye la primera manifestación de una política de seguridad nacional vinculada con América Latina. Desde el derrumbe de la Guerra Fría este era un asunto casi olvidado en Washington, tal como la región pasó al olvido. A lo sumo temas de inmigración y drogas, y quizás los tratados bilaterales de comercio ocupaban la atención. Pero ahora el tema de seguridad regresa, con la fuerza de una legislación especial que parece focalizada en pocos países. Ecuador entre ellos.