La tarde del 5 de marzo del 2007, Fernando Rosero González dice haber recibido una llamada a su celular.

Cuenta este antiguo militante del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), entonces asesor jurídico del bloque de diputados, que se trataba del mandatario Rafael Correa.

Según Rosero, Correa le pidió que le proporcionara el número del celular de Elsa Bucaram Ortiz, vocal del desaparecido Tribunal Supremo Electoral (TSE), pues quería pedirle su “ayuda” para evitar que legisladores de oposición “desestabilizarán” su gobierno.

Publicidad

Días antes, una mayoría de vocales del TSE (integrada por su presidente, Jorge Acosta, Hernán Rivadeneira, René Maugé y Elsa Bucaram) había dado vía libre a la consulta popular para que se instale la Asamblea Constituyente.

Pero a la par, 57 diputados del Prian, Sociedad Patriótica y PSC se opusieron a esa resolución y destituyeron a Jorge Acosta, principalizando a su alterno Alejandro Cepeda.

El 6 de marzo siguiente, según Rosero, Elsa lo contactó para contarle que el mandatario le había solicitado que la mayoría de vocales que votó a su favor se reuniera para buscar una salida política; para ello requerían un sitio discreto.

Publicidad

Rosero afirma que les propuso hacer la sesión reservada en su suite del hotel Hilton Colón de Quito. La cita empezó pasadas las 18:00 de ese día.

Los cuatro vocales resolvieron aprobar al día siguiente una resolución para declararse en “emergencia electoral” y destituir a los 57 diputados.

Publicidad

Cuenta el roldosista que, en media reunión, los encargados del lobby lo llamaron para advertirle que los periodistas habían “rodeado” el hotel y pedían subir a la habitación.

“Yo hablé con los administradores del hotel para que me ayuden a sacarlos (a los vocales). Salieron por la parte de atrás para evadir a los medios. Allí los esperaba un vehículo”, recuerda.

Fernando Rosero dice que le aconsejó a Elsa Bucaram no participar en la reunión que se realizaría al día siguiente porque “ya has tenido muchos problemas”. Entonces se contactó con su suplente, Alfredo Arévalo, para que tome su lugar.

El 7 de marzo, los cuatro delegados se volvieron a reunir, esta vez en la sede del TSE.

Publicidad

Luego de seis horas, suscribieron la resolución con el contenido acordado. Mientras esto ocurría, Rosero seguía el debate en el despacho de Elsa.

El excandidato presidencial afirma que las actuaciones de Elsa Bucaram en el TSE fueron parte de un acuerdo entre el PRE y el Gobierno, para traer de regreso al país al exmandatario Abdalá Bucaram Ortiz, asilado en Panamá desde 1997.

“Él me dijo: ‘Tenemos conversaciones claras con el presidente Correa; él me ha ofrecido que me va a llevar al país vía amnistía”, refiere Rosero, quien en varias ocasiones le dijo al expresidente que no confiara en Correa porque sus asesores le “hablaban al oído” diciéndole que si esto se concretaba “se caería como Lucio”.

Pero los Bucaram siguieron creyendo en él, afirma Rosero. “A pesar de su astucia, Bucaram tiene un enorme corazón y es el hombre más ingenuo”.

Para el roldosista, que dice estar retirado de la política, el Gobierno no quiere traer de vuelta a Bucaram Ortiz porque sabe que su presencia alterará el escenario electoral.

“El 60% de las bases de Correa son del PRE. Cuando Bucaram vuelva, todos regresarán con él”, afirma.