El hacinamiento en los hospitales complicaba ayer los esfuerzos para auxiliar a las miles de víctimas de dos sismos ocurridos el pasado sábado en el noroeste de Irán, que dejaron un saldo de 300 muertos y 5.000 heridos.

Miles de personas pasaron la noche apiñadas en campamentos improvisados o durmieron en las calles por el temor a que continuaran las más de 60 réplicas que ya se habían producido luego de los terremotos.

La falta de tiendas de campaña y otros suministros dejó expuesta a la gente a la fría noche, dijo un testigo.

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Se espera que aumente la cifra de víctimas fatales, dijeron las autoridades, ya que algunos de los heridos estaban graves, mientras que cientos de personas están atrapadas bajo los escombros.

“Las casas de algunas personas están destruidas completamente, y todo su ganado ha muerto”, dijo por teléfono Tahir Sadati, un fotógrafo local. “La gente necesita ayuda, necesita ropa de abrigo, más tiendas de campaña, frazadas y pan”, agregó.

Sin embargo, las autoridades iraníes dijeron que las operaciones de rescate habían terminado ayer por la tarde y que todos los atrapados bajo los escombros habían sido liberados, informó la televisión Press TV en lengua inglesa.

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Los mayores daños, y también la mayoría de las víctimas, se produjeron en zonas rurales aledañas a las ciudades de Ahar, Varzaghan y Harees, cerca de Tabriz, la gran urbe del área, informó la prensa iraní.

Muchos pueblos son de difícil acceso por carretera, lo que dificulta los esfuerzos de rescate. Los hospitales en Tabriz, Ardebil y otras ciudades cercanas asistieron a muchos de los heridos, dijeron residentes y medios de comunicación iraníes.

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Largas colas de sobrevivientes están a la espera de ser tratados. Aidin, un residente de Tabriz, dijo que fue a donar sangre a un hospital local el pasado sábado y que vio al personal del centro de salud combatiendo la gran afluencia de pacientes.

El Servicio Geológico de Estados Unidos anunció que el primer sismo del sábado fue de una magnitud de 6,4 y situó su epicentro a 60 kilómetros al noreste de Tabriz, una ciudad comercial lejana a las urbes productoras de petróleo del país y a las zonas donde se encontrarían las instalaciones nucleares de la república islámica.

El segundo sismo, de magnitud 6,3, se produjo 11 minutos más tarde cerca de Varzaghan, a 49 kilómetros al noreste de Tabriz. Más de un millar de localidades de la zona se vieron afectadas por los terremotos, dijo la Media Luna Roja a la agencia de noticias de los estudiantes iraníes (ISNA, por sus siglas en inglés). Otras 130 han sufrido más de un 70% de daños, y 20 pueblos quedaron totalmente destruidos, añadió el portavoz Ahmad Reza Shaji’i.

Las autoridades en Teherán declararon dos días de luto oficial en la provincia, informó ISNA. El legislador iraní Mohamad Hasan-Nejad advirtió de que si no se aceleraban las tareas de ayuda, la cifra de muertos aumentaría con rapidez.

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“Los grupos de ayuda no han llegado aún a muchos pueblos, porque en circunstancias normales algunos de ellos están a varias horas de distancia”, dijo a ISNA. “Hoy (ayer) las carreteras están cerradas y la única forma de llegar a ellas es por aire”, añadió.

Hasta ayer tres países vecinos, Turquía, los Emiratos Árabes Unidos y Pakistán se pusieron en contacto con las autoridades iraníes para ofrecerles condolencias y además la ayuda humanitaria que esté en sus manos para hacer frente a la situación.

El Vaticano, Estados Unidos, Rusia y Japón y otros países también expresaron sus condolencias a Irán por las víctimas de los terremotos.

Irán se ubica sobre fallas geológicas sísmicas y es propensa a terremotos. En el 2003, unas 26.000 personas murieron por un terremoto de magnitud 6,6 que arrasó la histórica ciudad de Bam, en el sureste del país.