Testimonio |
A medida que los tiempos cambian y la tecnología evoluciona en beneficio de la humanidad surgen nuevos retos, nuevos peligros; esa misma tecnología que en un momento nos puede ayudar también puede ser destructiva para nuestra integridad física, es así que la misión de aquellos hombres que arriesgamos nuestras vidas y sacrificamos días feriados y reuniones en familia, también debe ir a la par y estar preparados para hacerle frente a estos nuevos peligros, me refiero a los hombres de la casaca roja, nosotros los bomberos.
Ya no somos solo aquellos a quienes nos llamaban para extinguir los incendios de las casas, de las fábricas o de los bosques, ahora nuestra misión va más allá de eso; estamos capacitados técnica, física, psicológica y moralmente en la asistencia prehospitalaria y de primeros auxilios de aquellas personas que así lo requieran. La ciudadanía de nuestro cantón y la provincia puede contar con la plena satisfacción de que serán atendidos por personal altamente capacitado las 24 horas del día los 365 días del año.
Nuestra labor no mide color de piel, sexo, condición social o distancias, en nuestras manos está apoyar a nuestros conciudadanos. Labores de rescate en accidentes de tránsito, primeros auxilios en caso de desastres, traslado de pacientes desde domicilios hasta casas asistenciales, coordinación de acciones en la búsqueda de personas extraviadas, rescates acuáticos cuando la ocasión así lo amerite; estos y otros servicios son los que damos a la comunidad manabita sin ningún costo para quien lo requiera.
Al contrario de lo que la ciudadanía piense, la mayoría de los cuerpos de bomberos –incluidos nosotros– sobrevivimos. Entiéndase bien sobrevivimos, con un pequeño porcentaje que se cobra cuando los ciudadanos pagan las planillas por consumo eléctrico, y que muchas veces estos recursos no son transferidos a las arcas bomberiles. Así mismo, cuando los habitantes cancelan sus aranceles por concepto de predios urbanos en las municipalidades, allí también existe un pequeño porcentaje para nosotros, pero estos tampoco son transferidos de manera oportuna. Otra forma de poder sustentarnos es el cobro de tasas por permisos de funcionamiento de las empresas que rodean lo que es el cinturón comercial de Montecristi.
Estos son los medios por los cuales los cuerpos de bomberos tratan de solventar gastos en mantenimiento de vehículos, combustible, dotación de uniformes, compra de equipos contraincendios, materiales de primeros auxilios, capacitación de personal en sus diferentes áreas, pago de personal administrativo y personal rentado, remodelación de cuarteles, etcétera. Y muchas veces se nos cataloga de irresponsables o de no llegar a tiempo a las emergencias, pero la ciudadanía debe comprender que nosotros con los pocos recursos con que contamos tratamos de abarcar a la ciudad entera y a sus diferentes comunidades, siempre con un objetivo: precautelar la integridad física de todos los montecristeños y manabitas.
Aquí cabe cuestionar por qué los gobiernos no nos toman en cuenta como entes de ayuda a los habitantes –así como son los policías, los militares, los médicos o los profesores– para que nos ayuden a brindar un mejor servicio del que ya estamos dando. Háganse esa pregunta.
A pesar de todo esto continuaremos con nuestra labor poniendo de frente nuestro lema Abnegación y disciplina, con una misión cada día más ardua, con una visión de servicio a la comunidad y con la conciencia tranquila al saber que ayudamos a quien nos necesita.
* Capitán (B) Juan Carlos León Vera, segundo jefe del Cuerpo de Bomberos de Montecristi.