Te crees mujer porque andas con esa niña”. La frase es uno de los epítetos que un transexual, que prefiere que le llamen Caricia, ha escuchado cuando pasea por la calle con su hija Pamela (nombre ficticio), de 8 años.

Caricia dice que quería ser mujer desde que tenía 9 años, pero inició su transformación en la adolescencia, aunque no se realiza la operación para el cambio de sexo. No está en sus planes por el momento.

A sus 24 años conoció a la mujer que se convirtió en la madre biológica de la niña. Ambos concibieron a esta bebé y la inscribieron en el Registro Civil.

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Luego Caricia afirma que llegó a un acuerdo verbal con la madre para que la niña quede bajo su potestad. “Siempre soñé con tener un hijo. Luego de eso seguí con mi vida normal, me gustan los hombres”, refiere.

A sus 32 años, Caricia tiene un salón de belleza que funciona en el centro de Babahoyo (Los Ríos). Dice que su hija le llama “papi”, pese a su apariencia femenina. “Yo ya le he explicado lo que soy, que mi naturaleza es así, le he dicho que cuando crezca me va a entender y que la cuidaré siempre”, dice Caricia.

Incluso, afirma que llevó a su hija al psicólogo cuando se enteró de lo siguiente: “Mi hija le recriminó a su madre el porqué escogió a un hombre como yo para que sea su padre. Ella le mandó a preguntarme a mí, pero hasta ahora no me lo pregunta”. La niña, por su parte, estudia y tiene como su representante en la escuela a su abuela.