Los ojitos traviesos de la pequeña Ariana, de 3 años, se deslumbran y dejan notar la felicidad que la embarga cuando ve a la tía Tere, una mujer muy menudita, con aspecto de abuelita querendona y con una sonrisa inocente y a veces cómplice.
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No los alumbraron, pero los cuidan y los aconsejan como si fueran suyos. Son madres sustitutas que lloran sus tristezas y se enorgullecen de sus triunfos y solo esperan que sean felices.


Los ojitos traviesos de la pequeña Ariana, de 3 años, se deslumbran y dejan notar la felicidad que la embarga cuando ve a la tía Tere, una mujer muy menudita, con aspecto de abuelita querendona y con una sonrisa inocente y a veces cómplice.
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Exministro de Agricultura asegura que el decreto y el acuerdo que impulsan este registro son “confusos y de difícil comprensión”.
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