Tras doce días de recorrido la marcha por el Agua, la Vida y la Dignidad, organizada por los dirigentes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), llegó ayer a Latacunga. Ahí se sumaron cientos de campesinos para continuar su camino dos días más hasta ingresar a Quito.

A la caravana que salió el 8 de marzo desde el Pangui, Zamora Chinchipe, se incorporaron unos 300 delegados de la comunidad Sarayacu de Pastaza y del Movimiento Indígena de Cotopaxi (MIC), y ahora son más de mil los movilizados.

A ese destino llegaron tras unas cinco horas de recorrido desde Ambato, donde pasaron por las principales calles y la gente los despidió con pan y frutas, y otros con dinero depositado en la vaquita solidaria.

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En el sector de Panzaleo, a dos kilómetros de Salcedo, se hizo el relevo de los caminantes con una tradicional ceremonia de purificación.

El vicepresidente del Movimiento Indígena de Tungurahua, Joaquín Toroshina, entregó al presidente del MIC, Mario Alomoto, el mando de la marcha. Allí aparecieron dirigentes y asambleístas de Pachakutik que les esperaron con una banda de pueblo, agua y alimentos. César Umaginga, prefecto de Cotopaxi, aseguró que en esa provincia el Gobierno no tiene respaldo alguno y que por esta razón optó por colocar vallas publicitarias a lo largo de la Panamericana con mensajes como “desestabilizar es el arma de los cobardes”.

El presidente del pueblo originario Sarayacu, José Gualinga, que tenía la cara pintada de negro y portaba un bastón de mando elaborado en chonta, era uno de los más entusiastas de la movilización. Organizaba y dirigía insistentemente a su gente que amenazante caminaba con lanzas por la carretera.

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Aclaró que la vestimenta y las lanzas son parte de la cultura de este pueblo originario de la Amazonía. “No vamos a desestabilizar nada porque apoyamos la democracia. Exigimos la consulta previa para la explotación petrolera y minera en nuestra tierra”.

En el cantón Salcedo los manifestantes recorrieron las principales calles y partieron a Latacunga donde tenían programado concentrarse en el parque central. Tenían previsto dormir ayer en la casa campesina de Saquisilí para hoy continuar el recorrido de más de 50 kilómetros hasta Tambillo, en las afueras de Quito.

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El presidente de la Conaie, Humberto Cholango, señaló que se espera a delegaciones de otras provincias para hacer un multitudinario ingreso a Quito. Expresó que el movimiento no teme que el Gobierno realice una contramovilización y que están preparados para cualquier eventualidad.

La estrategia, aclaró, será reconsiderada dependiendo de las acciones que pueda adoptar el régimen. “Aquí no es cuestión de quién pone más gente. Conocemos que el Gobierno está intentando no dejar un espacio para los indígenas en los parques. Llegaremos el 22 al parque del Arbolito”.

Para ese día el alcalde Augusto Barrera (AP) dijo que pediría la suspensión de clases a la Dirección Provincial y aclaró que hasta el mediodía de ayer no había recibido ni una solicitud de autorización de marcha.

Propuesta y apoyo

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La Federación de Indígenas Evangélicos presentó ayer su propuesta de Ley de Tierras (plan distinto al que presenta hoy la Fenocin, afín al régimen). Y su dirigente, Manuel Chungchilán, anunció que respaldarán la marcha que lleva adelante la Conaie.

Cambio de estrategia

La concentración antes de salir de Ambato se realizó en el atrio de la Catedral y no en la plaza cívica Urbina para evitar confrontaciones, pues según dijeron las autoridades de Gobierno iban a entregar en este sitio títulos de tierras.