Pío XII en sus Mensajes Navideños nos dejó un rico magisterio eclesial, que fue una fuente del Concilio Vaticano II. Paulo VI inició los mensajes de Año Nuevo. Juan Pablo II saludó y, actualmente, Benedicto XVI saluda a los creyentes y a las personas de buena voluntad con un mensaje que clarifica el significado de paz y de justicia y alienta para construirlas en el hoy siempre nuevo.
“Paz no es solo ausencia de guerra y equilibrio de fuerzas adversas; es fruto de la justicia y efecto de la caridad”.
“No es posible ni positivo sustraer al concepto de justicia sus raíces trascendentes de la caridad, de la solidaridad, de la gratuidad y de la misericordia”.
El mensaje 2012 está dirigido principalmente a los jóvenes.
Los jóvenes experimentan “profundos deseos de felicidad, verdad, belleza y amor verdadero”; pero realizarlos “exige superar injusticias y la corrupción”.
“La paz no es un bien ya logrado, sino una meta, a la que todos debemos aspirar”. Exige a todos ser conscientes de sus capacidades, pero no para encerrarse, sino para salir a “trabajar por un futuro luminoso para todos”.
La paz no está hecha ni se la hace una vez para siempre; la paz es tarea de cada generación.
Como el Papa no quiere adularlos, sino servirlos, pide a los jóvenes que “tengan valor de vivir ellos mismos lo que piden a los que están en su entorno, como su gran responsabilidad”. “El yo pido, tú pagas” debilita y finalmente destruye a la sociedad.
Los jóvenes son los forjadores de una nueva etapa de paz. Realizarán esta tarea en la medida en que reciban una educación integral para ser personas, es decir sujetos positivamente críticos, libres, creativos, responsables; que no reciban solo educación para hacer cosas, sin valores. Recibirán esta educación, no de “simples dispensadores de reglas, o informaciones, sino de testigos auténticos”, de quienes se guían por valores humanos fundamentales y no exclusivamente por los criterios de utilidad, del beneficio y del tener”.
Entre los valores humanos el Papa señala con detenimiento la libertad, que “no es ausencia de vínculos, o el dominio del libre albedrío; no es el absolutismo del yo”. “El uso recto de la libertad es central en la promoción de la justicia y de la paz; que requieren el respeto a uno mismo y hacia el otro, aunque se distancie de la propia forma de ser y de vivir.
Benedicto XVI piensa en los jóvenes, al defender la libertad de educación: “A nadie se le niegue el derecho a la instrucción y a las familias no se les niegue el derecho de elegir libremente las estructuras educativas”. La libertad tiene concreciones básicas, como la libertad de los hijos en el descubrimiento y elección de su vocación o tarea en la sociedad. Han de ser ayudados, pero no suplantados por sus padres y por otros educadores.
Comprendo que a gobiernos totalitarios y a padres posesivos desagrade la defensa radical de las libertades, la libertad educativa.