El sudor es un líquido que fluye del cuerpo humano debido a la acción de las glándulas sudoríparas de la piel, estando formado básicamente por agua, cloruro sódico, otras sales y sustancias de desecho; en realidad se trata de una secreción glandular de forma acuosa generada por la piel a través de las referidas glándulas, que se encuentran presentes en todo el cuerpo humano en un número aproximado de dos millones, debiendo notarse que hay partes en las cuales existe una mayor concentración de las mismas, por ejemplo, en los dedos y palma de la mano, razón por la cual es fácil advertir una sudoración especial en las manos ante diversos eventos o circunstancias, como por ejemplo, al escuchar las cadenas que pregonan los logros de la revolución ciudadana.

El sudor tiene una función importantísima para el organismo humano, teniendo varias funciones: “a) función excretora: el sudor es un filtrado de la sangre, por lo que al igual que la orina permite la limpieza de productos de desecho de la sangre. La urea es uno de los componentes básicos del sudor; b) función protectora: el sudor junto al sebo forman la emulsión epicutánea que recubre la piel, formando una capa ácida (pH 5,5) que impide la proliferación de microorganismos sobre la piel humana; c) función termorreguladora: ayuda a bajar la temperatura del cuerpo; d) función de identificación: el olor generado por los microorganismos que proliferan en el sudor es distinto en las diferentes especies animales, razas humanas, e incluso individuos”.

Es por eso que hay que anotar que no todos sudamos de igual manera, siendo curiosamente algunas características raciales unas de las causas que distinguen los diversos tipos de sudoración humana; las pieles más oscuras tienen más glándulas sudoríparas por centímetros cuadrados, razón por la cual naturalmente sudan más. De la misma forma se puede aseverar –y esto es muy importante para aquellos que no están acostumbrados a sudar, posiblemente como el Director Ejecutivo del Conelec– que la gente que vive en los climas tropicales suelen sudar más que aquellos que viven en climas templados o fríos. Lo cual es bueno decirlo para quienes no lo saben.

En todo caso, gracias al nuevo y selectivo impuesto pro calor que desde el día de ayer se aplica para quienes consumimos un determinado número de kilovatios hora, la inolvidable sensación del sudor será vivida con especial intensidad, especialmente en aquellos tórridos días de la temporada invernal en el litoral ecuatoriano, cuando el termómetro marca los 35°C y a uno le llega la necesidad de querer refrescarse. Ahora que sabemos que eso ya no será posible, hay que reconocer que no hay nada más democrático que el sudor. Hay una sola excepción: cuando aparte del sudor propio, pretenden que compartas el sudor ajeno. El desquicio total.