Nació en Guayaquil el 6 de mayo de 1885, hijo del Dr. Francisco Teodoro Maldonado Cora, presidente de la Corte Superior del Guayas, y de la distinguida dama Ángela Primitiva Carbo de Maldonado, ilustre poetisa.

Estudió en el Vicente Rocafuerte, donde se hizo acreedor al premio del colegio, y en la Facultad de Medicina de la Universidad de Guayaquil.

En 1910, mientras se vivían momentos conflictivos con Perú, marchó a la provincia de El Oro como cirujano ayudante de la Segunda Sección Móvil de la Cruz Roja, por lo que fue designado como merecedor de la Medalla de Oro otorgada por el Concejo Cantonal de Guayaquil.

Muy joven emprendió viaje de estudios y de perfeccionamiento a Europa. Luego de visitar algunas capitales se radicó en París. Allí le tocó actuar todo el tiempo que duró la Primera Guerra Mundial (1914-1918) como jefe de un hospital de sangre.

Se incorporó luego como interno del hospital Necker, dictó cursos sobre citoscopia y uretroscopia, y escribió el capítulo sobre este tema en la obra clásica de urología de Félix Legué.

El gobierno francés le otorgó medalla y diploma de agradecimiento, y años más tarde, en 1957, la Medalla de la Legión de Honor en el Grado de Caballero.

Terminada la guerra, rehusó varios ofrecimientos de trabajo para regresar a su ciudad, Guayaquil, donde creó en 1924 la Policlínica Nacional en unión de otros distinguidos médicos.

Ese mismo año ingresó al Hospital General (hoy Luis Vernaza), donde llegó a ser Director Técnico hasta su fallecimiento. Allí realizó muchas veces, con extraordinaria capacidad, de cuatro a cinco operaciones importantes diarias.

Fue también vicerrector y rector de la Universidad de Guayaquil.

La gran cirugía es ciencia y arte a la vez, y estas dos condiciones las dominaba el profesor Maldonado, además de una mística extraordinaria, una responsabilidad exigente, una bondad especial para con el enfermo y una capacidad y resistencia increíbles.

El Hospital Regional de Guayaquil del IESS lleva su nombre.

Incursionó también en la política, desde 1927 cuando fue concejal del cantón. Luego llegó a ser presidente de la Ilustre Municipalidad de Guayaquil, presidente de la Cámara de Diputados, senador por la provincia del Guayas y gobernador de su provincia.

Quiero destacar dos importantísimos aspectos de esta faceta de su vida: nunca se negó, consecuente con sus convicciones, a entregar su capacidad de trabajo, su inteligencia y su sentido común al servicio del Ecuador, y nunca abandonó su acrisolada rectitud y honradez.

Si tuviese que hacer una síntesis apretada de su productiva y exitosa vida, tendría que decir que el profesor Maldonado Carbo triunfó como un gran cirujano de hospital que dio atención a todos los pacientes pobres que lo solicitaron, fue un magnífico político y al final de todo fue un ciudadano honesto, capaz y modesto que dejó una huella imborrable en nuestra patria.

* Médico.