El presidente Rafael Correa rectificó su discurso respecto al conflicto que se desarrolla en Sucumbíos entre los grupos eclesiales afines a las órdenes de los Heraldos del Evangelio y los Carmelitas Descalzos.

En el último enlace sabatino, el mandatario afirmó que “no podía meterse” en los asuntos internos de la Iglesia católica.

Semanas atrás, en cambio, manifestó su oposición al nombramiento de Rafael Ibarguren, de los Heraldos, como vicario apostólico de Sucumbíos, en reemplazo de Gonzalo López, de los Carmelitas.

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Incluso señaló que el Modus Vivendi, que rige las relaciones entre Ecuador y la Santa Sede, lo facultaba a vetar los nombramientos de los obispos. Y hasta calificó como “secta fundamentalista” a los Heraldos.

En el enlace pasado, Correa contó que, en una viaje que hizo a Lago Agrio la semana pasada, había visitado a los grupos sociales de Sucumbíos que se declararon en vigilia en rechazo a la gestión de Ibarguren.

Correa se reunió con una delegación de esos sectores, la cual le pidió que los ayudara a resolver la situación.

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El gobernante les dijo: “El presidente, el Gobierno no pueden inmiscuirse en esas cosas religiosas. Los hicimos hace unas semanas porque fue necesario, se estaba creando un enfrentamiento social y era nuestro derecho intervenir, pero ya más de eso no podemos, a no ser que haya más inestabilidad social, es una cuestión de la Iglesia, que tiene que designar a un nuevo representante”.

Correa también se encontró con delegados de los Heraldos, encabezados por el sacerdote Ricardo del Campo.

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“El padre Ricardo daba la misa en (la iglesia de) Fátima, a la cual yo asisto. Lo conozco. Es un padre buenísimo, pero tal vez estos padres son muy buenos para la ciudad, le ponen énfasis a los sacramentos y a la familia, pero en Sucumbíos también se requiere una gran promoción social para reformar las estructuras de injusticia que existen, como lo hacían monseñor López y los carmelitas”.

El hermano Francisco del Campo, superior de los Heraldos en Guayaquil, comentó que le parece positivo que el presidente haya rectificado su opinión respecto al papel del Estado y de la Iglesia.

Del Campo indicó que Ibarguren y la orden fueron designados de forma legítima por el papa Benedicto XVI.

Sin embargo, el Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos se negó a reconocerlos legalmente porque, supuestamente, Ibarguren no siguió el trámite para inscribir a la directiva elegida de manera correcta.

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Del Campo afirmó que se cumplieron todos los requisitos establecidos en los estatutos del vicariato de Sucumbíos.