“La lluvia que cae de vez en cuando no es suficiente porque el suelo está muy seco, el agua enseguida se filtra; la ‘seca’ sigue en los campos”, dice Juana Anchaluisa, agricultora de la parroquia Montalvo, mientras con pesadumbre observa sus cultivos de papa y cebolla blanca, que se han perdido por la sequía que soporta la provincia.

El tubérculo no desarrolla por falta de agua. “No engrosa”, describe Segundo Jinde, de la parroquia Benítez, cantón Pelileo, quien lamenta que los aguaceros del sábado y domingo pasados llegaran demasiado tarde. La producción se perdió, dice el agricultor, cuyos campos también son asolados por las plagas. Su alfalfa tiene piojos y no sirve como alimento de animales.

Mientras, la sequía también merma a plantaciones de maíz. Por eso el crecimiento no ha sido uniforme en la tierra de Tarquino López, del barrio El Mirador Bajo, de Pelileo. “La papa también crece desigual”, cita el hombre, que comenta que aunque trata de aprovechar el líquido que le llega cada quince días del canal Ambato-Huachi-Pelileo, las altas temperaturas dejan seca, en pocas horas, la tierra.

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La falta de lluvias mantiene en vilo a agricultores de Tungurahua, pero también a los de Loja, Azuay y otras provincias de la Sierra. Asimismo, a los de la Costa, como Guayas, El Oro y Manabí, cuyos cantones reclaman una declaratoria de emergencia. En términos generales, campesinos han perdido entre el 60 y 70% de sus cultivos.

Lo que alcancen a cosechar saldría de mala calidad, según Jaime Nata, de la parroquia ambateña Constantino Fernández. Alega que eso expone a agricultores a que les ofrezcan pagos irrisorios por sus productos.

El futuro del agro es incierto con aquellos “cambios de clima”, opina Mercedes Guzmán, de la parroquia Augusto Nicolás Martínez, de Ambato, al señalar que por esa razón hay agricultores que prefieren dejar el agro para no arriesgarse a perder sus inversiones.

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Mientras, el director provincial del Ministerio de Agricultura, Fabián Valencia, admite que sí hay efectos negativos en la agricultura por la sequía, heladas e incluso granizadas, pero sin atreverse a hacer proyecciones sobre las pérdidas.

Comenta que el maíz está en plena cosecha, en especial en la parroquia Cotaló, de Pelileo, de donde proviene la mayor cantidad de la gramínea que se lleva a los mercados locales y nacionales. “La mayoría está viviendo una época complicada por la sequía, más que nada las zonas que están fuera del alcance de los canales de riego, que se ven seriamente afectadas”, dice el funcionario y menciona que hay un plan de reactivación del agro que se aspira tenga resultados en unos tres meses.

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En Tungurahua, los principales cultivos afectados corresponden al maíz, papa, fresa, fréjol, mora, cebolla y tomate de árbol. Por esa razón, Valencia exhorta a los agricultores a que se respalden en los programas del Gobierno en este sentido.