Comprar una casa o un carro. Viajar al exterior. Estudiar una carrera. Cambiar de empleo o quizás conseguirlo. Obtener un ascenso. Encontrar su media naranja y casarse; tener un hijo... Al final de cada año e incluso cuando el reloj marca las últimas doce campanadas la mayoría de personas se establecen metas y propósitos para los 365 días venideros.

La euforia de pasar de un año a otro las lleva a prometerse cumplir esos anhelos, aunque muchas ni siquiera hayan pensado en cómo lograrlo. Determinar qué es lo que se quiere y planificarse en pro de esa pretensión son los primeros pasos para llegar a una meta, coinciden siete especialistas consultados. Los siguientes pasos están relacionados con la construcción personal, la familia, el entorno, la salud, la preparación, el trabajo y la forma de vida.

Metas reales
La claridad mental y la autocrítica son importantes para establecer objetivos reales, los cuales serán el faro que necesitamos para seguir un camino, señala el neuropsiquiatra Pedro Posligua, quien identifica a las metas como las etapas que se cumplen y al propósito como la voluntad para conseguir objetivos.

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En la ruta de consecución de metas se deben también valorar las fallas para no cometer errores pasados. Estos suceden cuando el objetivo no es práctico, entonces son igualmente importantes los propósitos de cambio personal. Agrega que lo saludable es establecer metas y objetivos alcanzables. La gente se deprime porque falsifica su personalidad al proponerse objetivos inalcanzables. “Más tarde, al sentirnos fracasados, adoptamos conductas agresivas y asumimos estados de culpa”, dice Posligua. Añade que para muchos la realización está en adquirir cosas. Mientras más se tiene más exitoso cree ser y se descuida lo emocional. El crecimiento personal queda en segundo plano, así como la familia, a la que se sacrifica por ir tras un logro material.

Diez necesidades
La terapeuta Marcela Pazmiño, del Centro de Transformación y Meditación Sadhaka, señala que la fuerza motriz –o batería– de los seres humanos se sustenta en diez necesidades que deben cubrirse antes de plantearse metas y propósitos. Si no están cubiertas y en un nivel adecuado nos llevan a experimentar retrocesos.

La primera es la conexión espiritual sin importar la creencia, religión o filosofía con la que se esté conectado. “Todos reconocemos que una fuerza superior nos sostiene. Es básico buscar ese apoyo”.

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La segunda son las raíces profundas representadas estas por nuestros padres. Una relación sana con ellos predefine el éxito. La tercera es la familia, que es parte de nuestra realidad y entorno –e incluye a los amigos– y prodiga alegría y a su vez motivación.

La cuarta necesidad es la pertenencia a una congregación adicional (además de nuestra familia y amigos), la cual nos otorgará un soporte externo en la interrelación con los otros. “Todos requerimos de alguien. No es cierto que podemos obtener logros en solitario. Es parte de un engranaje”.

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La quinta es la conexión con uno mismo, relación que nos permitirá reconocer qué es lo que queremos. Es un tipo de brújula interna que indica el camino a seguir.

La sexta es la relación afectiva que puedo construir y la séptima, un vínculo donde el ingrediente más importante es el amor incondicional. “Lo damos a nuestros hijos y si no los tenemos, cualquier tipo de relación de dependencia que entablemos, en la que mi presencia permita que algo o alguien se sostenga”, indica Pazmiño.

La octava es la entrega a la comunidad y la novena, al mundo. Ambas constituyen una especie de retribución a lo recibido. “La décima es el servicio a esa fuerza superior que nos sostiene. Cada uno tiene una misión y la suma de estas misiones equivale a una tarea universal. Una manera de servir es descubrir cuál es nuestro rol”, expresa.

Añade que cuando estas diez necesidades están cubiertas, la lista de deseos resulta interminable. Los requerimientos se convierten en una plataforma en la que se pueden construir los proyectos.

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10 pasos
- Hay que plantearse objetivos alcanzables.
- Planifíquelo todo y cumpla de manera disciplinada.
- Fíjese plazos razonables y no inmediatos.
- Tenga buena actitud.
- Sea autocrítico.
- Atienda la parte espiritual y emocional.
- Trabaje en equipo y aprenda a escuchar.
- Sea coherente con lo que piensa, siente, dice y hace.
- Cambie los malos hábitos
- Sea emprendedor y aprenda a venderse.


TRABAJO
Tras plantearse metas u objetivos realizables, el siguiente paso es crear proyectos, dice Roxana Ambrossi Soto, psicóloga clínica especializada en Recursos Humanos. “Hay que planificarse para el futuro y ampliar la mente para buscar las herramientas que nos permitan expandirlos. En lo laboral la preparación y búsqueda de oportunidades son básicas y fundamentales”.

Tenemos la tendencia, acota, de ser pasivos y no sabernos vender. “Ser creativos es fundamental incluso al momento de hacer un currículo, pues por lo general nos ajustamos a un modelo ya establecido cuando en nuestra hoja de vida, que es personal, debemos proyectarnos”, indica Ambrossi.

El trabajador que quiere crecer en la empresa donde presta sus servicios debe ser cumplidor de sus normas, disciplinado, constante, positivo y emprendedor. “La competencia siempre estará en juego y hay que enfrentarla con buen desempeño”.

ALIMENTACIÓN
La doctora en medicina general Jenny Jordán indica que lo que comemos también influye en el accionar frente a las metas. “Si mi cuerpo físico es sano y mi actitud de fortaleza equilibrada, podré realizar un trabajo coordinado, pero si por el contrario, me alimento mal y tengo una digestión difícil, ese desempeño no será pleno”.

Comer mal sobrecarga al organismo de energías y sustancias tóxicas. “La carne, por ejemplo, es un tejido en descomposición y lleno de multiplicaciones bacterianas. Lo recomendable es comer alimentos más sencillos y naturales que permitan un proceso digestivo más fácil”.

Mientras más frugal y vegetal sea el consumo alimenticio, “más liberados estaremos de toxinas. Estos toman la energía del ambiente, la fortaleza del Sol, la riqueza de los minerales y el oxígeno, nuestro primer alimento”. Empezar el 2011 con un cambio alimenticio aportará a la consecución de metas.

SALUD
De su experiencia en la consulta diaria, el cardiólogo Roberto Lecaro indica que el proponerse metas y propósitos increíbles y en tiempo récord lleva a muchos a caer en estados depresivos y a sufrir crisis de ansiedad.

La ansiedad lleva al estrés, que es uno de los principales factores de riesgo para sufrir un infarto al corazón. “Su aumento libera más adrenalina y sustancias parecidas a esta (la noradrenalina), la cual hace que se acelere más el corazón, que las arterias se contraigan y provoquen mayor cantidad de hipertensión y que el azúcar aumente en los diabéticos. “Esto también hace que se registren más eventos cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares”.

Diciembre es el mes en que los casos con este tipo de afecciones aumentan, dice Lecaro. “La mayoría de la gente se fija metas materiales y muy poco afectivas. Apuntan al futuro, pero no piensan en el presente”, comenta Lecaro.