Casas deshabitadas, pequeñas oficinas de edificios del centro de Guayaquil, e incluso en Milagro, o direcciones inexistentes. Esas son las características de la mayoría de los al menos 20 proveedores que tuvo el hospital Guayaquil (Abel Gilbert Pontón) entre enero y junio de este año. Facturas de venta de equipos, instrumentos e insumos que registran las adquisiciones realizadas por esta casa de salud a esos locales reflejan que, además, los precios que se pagaron son el doble y hasta novecientas veces más de los que oferta en promedio el mercado local.

Entre los mayores proveedores de este hospital están los Laboratorios Romayual S.A. y Gilsi S.A., que, según la Superintendencia de Compañías, son administrados por Amalia Bracco Vera y Erwin Ortega Vargas, respectivamente. Las compras realizadas a ambas firmas en el primer semestre del 2010 por el Abel Gilbert suman $ 318.105.

Las facturas a las que tuvo acceso este Diario evidencian que se han realizado compras de artículos con precios superiores a los que ofrecen otros establecimientos hasta en el 900%. Por ejemplo, por un taladro de percusión de 1/2 HP el hospital pagó $ 954 a Romayual, aunque en el mercado cuesta $ 96.

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Por un amperímetro de gancho pequeño (que sirve para medir el consumo de energía) y vale hasta $ 60 en el mercado local, el hospital canceló $ 970, según una factura de abril.

El 18 de marzo, a las bodegas de ese hospital ingresaron dos acondicionadores split de 24 mil BTU, por los que se pagó a este proveedor $ 1.450 por cada uno. Sin embargo, en otros almacenes este producto se vende máximo en $ 760 por unidad.

Algo similar se repitió siete días después, cuando el hospital Abel Gilbert Pontón adquirió un split de 12 mil BTU en $ 844 y otro de 18 mil BTU en $ 992. Los costos en el mercado son $ 459 y $ 760, respectivamente.

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El 29 de marzo, la casa de salud volvió a comprar a ese proveedor artículos por $ 2.977,64 a costos altos. Por ejemplo, por un juego de destornilladores planos y estrella, que en el mercado valen de $ 17 a $ 22, pagó $ 150.

En abril, el hospital nuevamente adquirió otro juego de estas herramientas por el que pagó $ 196. Por un playo canceló $ 262 y por un alicate $ 294, cuyo costo no supera los $ 15.

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Otro producto por el que se pagaron precios varias veces más altos que lo que se podía conseguir en el mercado son las radios Motorola EP 450, con dos kilómetros de alcance. El hospital compró diez el 1 de abril y siete el 31 de mayo, y pagó $ 743 por cada una. En tres empresas que venden estos artículos y que fueron consultadas cuesta $ 180 cada equipo. A eso se suma un tecle (equipo para levantar peso) Yale de cinco toneladas, que le costó a la casa de salud $ 1.743; en el mercado vale de $ 95,58 a $ 800, “dependiendo del país de procedencia o la marca y la capacidad”, indican vendedores.

En esa fecha también se compraron ventiladores KDK que cuestan $ 95, pero lo que se pagó a Romayual fue $ 294 por unidad. En situación similar están más de veinte artículos adquiridos a ese proveedor.

Laboratorios Romayual S.A. tiene sus oficinas en el quinto piso de un edificio de Vélez y Boyacá, en el centro de Guayaquil. Su nombre aparece en una hoja de papel que se ha pegado en la pared. El responsable es Roberto Estrada, abogado que al ser consultado sobre su relación comercial con el hospital dijo que este Diario debe publicar alguna noticia al respecto cuando haya una denuncia en la Fiscalía.

“Siempre hay que ver procedencia, marca y el uso que se le dé al producto. No se puede investigar genéricamente”, criticó. Sobre por qué las radios tenían ese costo, dijo que hay que ver “si le dan otros servicios, como mantenimiento”. Otras firmas consultadas señalan que el mantenimiento es gratuito.

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Brodinski es otra empresa que provee al hospital. En marzo pasado se realizó la compra de 450 tubos fluorescentes de 40W, marca Phillips, por los que pagó $ 1.435 . Ese artículo en almacenes locales vale $ 1,60; además, en la misma factura se cancelaron $ 162,80 por un alicate de 9 pulgadas, que en el mercado cuesta menos de $ 20; y $ 256,30 por el juego de destornilladores planos, que vale de $ 17 a $ 22.

A Discob, proveedor que en su factura tiene dirección de Milagro y un número telefónico del Municipio de Naranjal, el hospital le adquirió mandiles emplomados a $ 620 cada uno, que en el mercado valen $ 210. Su representante es Óscar Cobos López, quien pagó Impuesto a la Renta 2006 y 2007 en relación de dependencia; los otros años él no registra declaraciones.

Una situación similar sucede con Fuji Co., que en una de las facturas de ventas realizadas al hospital Guayaquil indica que está en Rumichaca 1224 y Aguirre. Una dirección en la que no funciona ningún establecimiento, según constató este Diario.

También hay otros proveedores que no se encuentran en los lugares que indican sus facturas. La que entrega Gilsi S.A. consta que tiene sus oficinas en Junín 114 y Malecón Simón Bolívar, edificio Torres del Río, piso 16, oficina 3, pero en el lugar nadie conoce a esa empresa ni a su representante. “Estamos cambiando el domicilio”, dice María Zavala, su representante.

Proveedores como J.T.M. no funcionan en direcciones que señalan las facturas, en este caso la ciudadela Ferroviaria mz. B-9, V-6. Ahí, según los vecinos, hace mucho tiempo no habita nadie. En igual situación está Adolcit. En la mz. H de La Saiba indican que en el solar 13, que refiere el documento como dirección de la empresa, dicen que es “un hogar particular”. Se suma Activa Ventas, que tampoco queda en la avenida principal de Bellavista, como consta en la factura.

Profesionservi S.A., otro de los proveedores, en su factura señala que está en Guerrero Valenzuela entre Oriente y Sedalana, y consta un teléfono celular. Una llamada para conocer el costo del Split de 60 mil BTU por el que el hospital pagó $ 3.100 no tuvo respuesta, quien contestó dijo que no vendía. Ese equipo en grandes almacenes locales cuesta $ 1.782 ya instalado.

En igual situación está el proveedor Utilife S.A., que en abril vendió al hospital cuatro camillas de recuperación, cada una en $ 2.000. Según la factura, está en Puerto Azul. Cuando se llamó al teléfono que consta en la factura, una mujer dijo: Aquí no hay negocio, es hogar particular.

En las facturas de las empresas Rankingcorp S.A. y Atheneacorp S.A., en cambio, aparece la misma dirección (Vélez 1604 y José Mascote); sin embargo, en el lugar, un joven indicó que en esa oficina, hace varios años, solo ha estado ocupada por una revista y una constructora. Ecodistri es otro de los proveedores. En mayo el hospital le compró diez laringoscopios en $ 1.198 cada uno, los que en el mercado cuestan máximo $ 480.

“Por una factura sobrevalorada por esa empresa, en la que una silla de $ 28 nos la vendían en $ 98, separé a un director (del Guayaquil) el año pasado; pero sé que siguen vendiendo”, dice un ex director de Salud que pide proteger su identidad. Afirma que investigó lo que llama “negociados de sobreprecios que se dan en todos los hospitales públicos”, y dice que cuando dejó el cargo todo se archivó.

En instrumental médico, que le venden Inpormed y Sinacori, el hospital también pagó precios superiores a los del mercado. Por ejemplo, la primera empresa proveyó de tijeras y pinzas, que cuestan menos de $ 5, en más de $ 30 y hasta en $ 60; al igual que los mangos de bisturí en $ 40, cuando el costo es menos de $ 2. Mientras que por un laringoscopio que puede costar de $ 390 a $ 437 pagó $ 1.198; y por un analizador de electrolitos genérico, $ 9.900, cuando de marca original vale $ 6.600.

Las compras a Senacori también registran altos costos. Por ejemplo, por bisturís que en otros almacenes piden $ 1,46, por unidad el hospital canceló $ 9,70; al igual que tijeras quirúrgicas que han sido valoradas entre $ 277,31 y $ 363,51, en el marcado valen hasta menos de $ 7.

Este Diario solicitó entrevistas con las autoridades del hospital y del Ministerio de Salud, pero no obtuvo respuesta.