En medio de aplausos de miles de feligreses y una lluvia de pétalos llegó ayer, a las 15:00, la imagen de la Virgen de El Cisne a Catamayo, cantón donde permanecerá hasta las 07:00 de mañana. Vino y reactivó el júbilo de los creyentes de la localidad, también de los miles que llegaron desde diversas regiones del país, desde Perú y otros países de América y Europa. La romería salió desde la parroquia San Pedro de la Bendita, distante a 12 kilómetros.

Entre los miles de fieles estaba Milton Riofrío Quisphe, de 35 años. Llegó el lunes dispuesto a ofrecer un acto de sacrificio a la Virgen, como agradecimiento a los favores recibidos, en especial una mejoría en su salud por los “olvidos” que padece luego de que sufrió un golpe en la cabeza, hace 20 años. Tiene como meta participar en los cuatro días de la sacrificada caminata de 70 kilómetros que recorre desde El Cisne a Loja.

Riofrío solo piensa en cumplir la penitencia. Por eso minimiza los sacrificios que hasta ahora ha afrontado, como dormir en la intemperie. Solo trajo un petate, una mochila y $ 40 para gastos de alimentos.

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Asimismo, cientos de feligreses de La Churonita, movidos por la devoción, prevén cumplir todos los tramos de la tradicional procesión, que empezó anteayer en El Cisne y que culminará mañana en Loja. Comen poco, y en el periplo les ha tocado climas diferentes, como un frío de 10°C al iniciar la caminata o un sol intenso, como el que ayer soportó Catamayo.

En el primer día recorrieron 20 kilómetros, un tramo de sacrificio que tomó al menos cinco horas, donde los zapatos quemaban y era preferible sacárselos. Ayer, a las 09:25, Saudia Preciado ha caminado 10 kilómetros. Llega a la hacienda Monterrey, donde se hace una pausa por la misa, sofocada, sin probar alimentos, arrastrando su maleta con ruedas.

La mujer se reencuentra con su hija Eliana Camacho, de 22 años, su acompañante. Y buscan algo de comida entre las decenas de puestos. La oferta de los vendedores pasa por arroz con pollo a un dólar, sopas de arvejas al mismo precio, pescado frito a $ 1,50. Preciado cuenta que padecía problemas pulmonares, al punto que se le dificultaba respirar. Pero hace cinco años, las molestias son casi nulas, refiere la mujer, de Shushufindi, Sucumbíos.

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Las veredas, iglesias y sus alrededores, son los rincones que acogen a los feligreses en el descanso. Ayer, los esposos Javier Sánchez y María Oña, procedentes de Santo Domingo de los Tsáchilas, han amanecido en las aceras de la iglesia de la parroquia San Pedro de la Bendita. Se recostaron sobre cartones y se cubrieron con frazadas, se dieron ánimos entre sí para cumplir con la penitencia que se impusieron. La pareja confiesa que vino a la romería con muchos petitorios, entre ellos, “que su matrimonio vuelva a ser el de antes”.

Precisamente uno de los pedidos de los sacerdotes fue por la fidelidad. Antes del inicio de la procesión, en la misa de San Pedro de la Bendita, el padre Damián Vargas pide respeto mutuo en el hogar; que las parejas trabajen en una mejor convivencia. Luego, en la hacienda Monterrey, el padre Armando Jiménez, sacerdote de la Diócesis de Loja, insta a las parejas a casarse por la Iglesia católica para que vivan como “cristianos convencidos”.

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Al comentar que los hombres son “traviesos”, pide a los esposos que se “desvivan” por sus mujeres, e insiste en el que haya respeto mutuo y la fidelidad. Jiménez también habla a las parejas sobre esforzarse por ser buenos padres porque “hoy en día no es fácil por las dificultades que el mundo ofrece”.

También en la parroquia El Cisne, el sacerdote que ofició una misa, a las 04:00 del lunes, pidió respeto a la vida, al tanto que cuestionó el aborto.

La homilía de San Pedro de La Bendita la han escuchado unos tres mil feligreses, parte de una masa humana que había trasnochado dentro o en los alrededores de este templo. Poquísimos creyentes seguían recostados y una parte importante emprendió, por adelantado, el segundo tramo de la procesión en honor a La Churonita, como se la conoce a esta advocación de la Virgen María.

En la jornada de ayer, la imagen llega a Catamayo luego de cuatro horas de recorrido y una pausa en la hacienda Monterrey (a 2 km del cantón), donde fue acogida por los hermanos Hidalgo-Gutiérrez, en apego a una tradición de fe que iniciaron sus padres hace 85 años. Ahí se ofició una misa campal y también los romeriantes descansaron y comieron.

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A diferencia del primer día de la procesión, ayer fueron necesarios los sombreros de ala ancha y sombrillas, mas no los abrigos y bufandas que abrigaron a los 60 mil católicos que descendieron desde El Cisne. También las bebidas heladas reemplazaron a las calientes, pues Catamayo es un valle cálido dominado por plantaciones de azúcar y rodeado de montañas desérticas.

Laura Aucay
“Siempre he tenido fe en ella (la Virgen de El Cisne), le he pedido por la salud de la familia, por los hijos y me siento bendecida por cómo marcha mi hogar, pero ahora una vez más necesito de sus favores. Es un problema que tengo, que no puedo decir, pero he venido con mucha fe (desde Machala) y sé que como así me sanó de una enfermedad, también me ayudará a salir de ese problema”.

Saudia Preciado
"No podía con la sinusitis, con la rinitis, había noches que me ahogaba, pero en mis oraciones le pedí con mucha fe a la Virgen de El Cisne y estoy mejorando desde hace un año gracias a su milagro. Por eso vine a agradecerle, desde Shushufindi (donde reside desde hace diez años que llegó de su natal Esmeraldas), con mi hija (Eliana Camacho). No me importa el sacrificio que tenga que hacer porque la Virgencita es muy milagrosa y yo le tengo fe”.

Textuales: Lo que se dijo
Bertha Ureña
Romeriante
“Le agradezco a la Virgencita por sus favores. Hace 30 años sanó a mi hijo (Germán Ureña) de una hernia. Fue un milagro”.

Máximo Hidalgo
Directivo del ingenio Monterrey
"La Churonita nos une y da estabilidad a la empresa, que permite dar trabajo a 700 personas".