Philip Glass nació en Baltimore en 1937, y gracias a que su padre era dueño de una tienda de música, desde una temprana edad él se familiarizó con la música del periodo clásico, moderno, y romántico, escuchando obras de Beethoven, Schubert, Hindemith, Schoenberg y Shostakovich.

Estudió flauta en el conservatorio Peabody de su ciudad natal y a los 15 años ingresó a la Universidad de Chicago, donde estudió Matemáticas y Filosofía. Viajó a París a los 17 años, donde conoció al polifacético director de cine Jean Cocteau, entre otros artistas de la vanguardia parisina de esa época.

Posteriormente estudió composición y piano en Juilliard, fue estudiante del compositor franco-norteamericano Darius Milhaud y de la célebre profesora francesa Nadia Boulanger. Gracias a una beca Fulbright, pudo también estudiar la música hindú bajo el maestro Ravi Shankar en París, durante los años 60, donde también descubrió las películas de la Nueva Ola francesa.

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Desde entonces ha compuesto música para obras de teatro, óperas y películas, aparte de contribuir obras en formas tradicionales como la sinfonía y el concierto.

Glass llegó al Ecuador invitado por la Youth Orchestra of the Americas, para una residencia artística sin precedentes en todo el continente. Supervisó el estreno latinoamericano y grabación de su Concierto para Cello en la Casa de la Música, y dio dos conferencias los días 29 y 30 de julio.

En ellas el público tuvo la oportunidad de conocer el pensamiento que guía a este polifacético compositor, definitivamente uno de los más conocidos del mundo.

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Glass dijo que ya no piensa sobre su “estilo personal” al componer solo escribe “lo que le gusta” y nada más. Pero añade que “para ser sincero, siempre ha sido así”.

Él cree que tuvo suerte con su audiencia, porque apareció sin que él la buscara, y que aunque al principio era pequeña, entonces, en 1969, para él era considerable, y aunque muy lentamente, fue creciendo.

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En su opinión, de cierta manera, al evaluar la contribución de la audiencia a su obra, estaba siguiendo la escuela de John Cage, el famoso compositor vanguardista, también estadounidense, quien una vez dijo, de acuerdo a Glass, “la música es terminada por la audiencia”.

En respuesta a una pregunta sobre las obras hechas a comisión, explicó que “primero tengo una idea para hacer una composición, y después busco una persona dispuesta a patrocinarla”.

Pero una vez un timbalista le pidió un concierto para timbales (después pidió que sea para dos grupos de timbales), tarea sobre la que no se sintió muy feliz al principio, pero que al componer el primer compás, “... lo que pensé sería un trabajo tedioso”, le dio absoluto placer hacer, y el timbalista terminó tocando el concierto más de 40 veces.

Él explica que “mis expectativas y mis deseos están por un lado, y lo que pasa en la música es una cosa aparte”.

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En respuesta a una pregunta hecha apenas una hora antes del concierto del 30, por María Clara Crespo de Correa, la presidenta de la Casa de la Música, sobre la fuente de su inspiración, Glass respondió que lo que ella llamaba “el espíritu creativo... no está confinado a los compositores o a los artistas… gente que no se ven como creativos lo son todo el tiempo... somos creativos en la manera en que cocinamos, jugamos, en que nos vestimos, hablamos, en la forma en que vivimos... no todos somos originales, muchos harán solo lo aceptado y normal... pero todos conocen gente diferente, que han inventado otras maneras de vivir, y podemos hacerles la misma pregunta que me hace usted a mí... porque pienso que la respuesta es en general la misma”.

Expandió citando lo que le dijo su maestro Ravi Shankar cuando le preguntó algo parecido. Shankar se viró hacia una foto de un hombre como él, sentado con las piernas entrecruzadas para meditar, la cual estaba a sus espaldas. Shankar se inclinó ante ella, y respondió “Por la Gracia de mi Gurú la música ha llegado a mí”.

Aquí vale la pena citar otra anécdota que nos regaló Glass. Contó que por dos años trabajó como asistente de su amigo, el famoso escultor Richard Serra. Un día admitió que quería aprender a dibujar, y Serra respondió que él podía enseñarle. Sorprendido con que fuera tan fácil, Glass le preguntó cómo.

Serra le explicó que lo importante no era aprender a dibujar, sino aprender a ver. Para Glass, uno debe aprender a escuchar antes de componer.