Con la invitación de “unas enfermeras gringas” para cazar caimanes en Limoncocha, en Sucumbíos, un fotógrafo citadino emprende una aventura en la selva, donde aprende que no existe superioridad entre culturas, que todos somos iguales. Así resume el escritor quiteño Iván Égüez su cuento Cacería de caimanes, que circula con esta edición de Diario EL UNIVERSO, como parte de la propuesta Lecturas que atrapan, que arranca hoy. Égüez, también director de la revista Rocinante, explica su obra, con la que se inaugura el proyecto.

Cacería de caimanes, un cuento humorístico que transcurre en Limoncocha. ¿A partir de qué surgió esta obra?
Con esa historia quería ejemplificar algo que la gente olvida: ninguna cultura es superior a otra. Cada una ha sido forjada para dominar su hábitat, para transformar la naturaleza en provecho de la continuidad de la especie humana. En Cacería de caimanes trato de desnudar lo inútiles que somos los urbanos en un hábitat distinto. Lo he trabajado con humor para resaltar lo ridículo de nuestra supuesta “superioridad”. ¿Qué podemos hacer en la selva con una agenda de direcciones, una peinilla, un esferográfico? El humor es una herramienta para atrapar al lector, no es un fin. En este caso sirve para acentuar los contrastes, para llegar a los lectores de una manera fresca y para que la historia les haga pensar, les diga algo más que los acontecimientos en sí mismos.

¿Qué cree que hace especial al narrador y protagonista de su cuento, un fotógrafo muy “popular”?
La fotografía, como cualquier arte, debe partir del asombro, debe romper la costumbre. Un fotógrafo no solo debe hacer clic con su máquina, sino preguntarse acerca del mundo que está fotografiando, es decir, transformándolo en “testimonio de arte”.

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¿Qué lugar ocupa, según usted, el cuento en el Ecuador?
Es el género mejor cultivado. En los jóvenes la poesía está más cerca al mundo ideal, mientras que el cuento está más cerca a la realidad. Últimamente he leído muchos cuentos breves, microcuentos, escritos por jóvenes autores y he encontrado cosas verdaderamente estimables.

La novela no es un género para jóvenes. Se necesita cierta madurez, cierto distanciamiento. Por cierto, también se necesita más tiempo de dedicación. La novela es muy celosa, no le gusta ser compartida. El cuento es como el picaflor, encuentra el néctar en muchas flores. En un país como el nuestro, donde es muy difícil la profesionalización de la práctica literaria, los géneros “menores” se prestan más, aunque sea para escribirlos a saltos y a brincos.

¿Qué opina de esta iniciativa que emprende desde hoy Diario EL UNIVERSO?
Me parece muy encomiable y ayudará a recuperar lectores que últimamente se han alejado de la prensa escrita.

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¿Cuál es el libro que más le ha apasionado, que lo ha marcado en su vida?
No creo que haya un solo libro, porque la emoción o el interés que un libro nos puede despertar depende de la edad, del estado de ánimo, de la experiencia de lector que uno va adquiriendo. Sin embargo, hay libros memorables en la vida de cada lector, en mi caso son los libros que me han abierto interrogaciones, no me gusta dar un título porque eso me suena a receta. Cada lector encuentra sus libros afines y va constituyendo su propio santoral.

Más cuentos
El proyecto Lecturas que atrapan comienza hoy con el cuento Cacería de caimanes. Cada viernes, con el ejemplar de Diario EL UNIVERSO, circulará gratuitamente un cuento. La iniciativa se extenderá hasta el 13 de agosto.

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Los lectores podrán participar en un concurso. Deben enviar las actividades resueltas a las agencias e islas de EL UNIVERSO. Se sortearán órdenes de compra, por $ 50, en Mr. Books.