Su vida ha estado inmersa entre los negocios, concursos de belleza y obras sociales. Adalgiza Eduviges Descalzi Gallinar cumple hoy 100 años, manteniendo en su memoria algunos hechos, incluso los que casi le cuestan la vida.

Esta empresaria guayaquileña, hija de padre italiano y madre peruana, es conocida por ser la pionera en el negocio de los bienes raíces en el país en 1959 cuando aún no se explotaba esa actividad.

Casada con Francesco Tabacchi (quien fue cónsul de Italia en Guayaquil) tuvo un hijo de igual nombre que su padre.

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La muerte de su esposo cuando ella tenía 49 años la obligó a buscar fuentes de ingresos para cubrir los gastos de la familia y por ello creó el negocio que se denominó la Oficina Tabacchi.

Estuvo trabajando hasta hace diez años. Lo dejó para dedicarse más tiempo a sus cuatro nietos y siete bisnietos, cuenta su hijo Tabacchi.

No solo los negocios fueron parte de su vida. En los libros de historia sobre los concursos de belleza en Ecuador está su nombre registrado.

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Adalgiza Descalzi compitió en el primer Miss Ecuador, en 1930; quedó segunda detrás de Sarita Chacón, cuando era una de las favoritas para llevarse el cetro.

Tabacchi considera a su madre como una visionaria por sus acciones y su forma de pensar para las épocas que vivió.

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De mente lúcida, Descalzi recuerda un momento difícil en su vida: El terremoto de 7,7 grados en Guayaquil en 1942, al que sobrevivió.

Con voz pausada y en tono bajo, rememora que aquel terremoto ocurrió el miércoles 13 de mayo de ese año, a las 21:00. Había subido a la terraza de su casa, que estaba ubicada en las calles Colón y Pichincha, para descansar. “Cuando iba a girar la manija de la puerta, la tierra empezó a temblar”, recuerda.

El movimiento la hizo perder el equilibrio y calló por las escaleras. La edificación se empezó a desmoronar hasta quedar atrapada entre dos muros y escombros, que no le permitían hacer movimiento alguno.

En ese estado estuvo por más de cinco horas; su esposo escuchó sus gritos y llegó con los bomberos para auxiliarla.

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Descalzi siempre ha sido una mujer con mucha energía, afirma su hijo; ella aprendió a tocar el piano, estudió en casa con profesores particulares y practicó gimnasia olímpica.

A sus 100 años Descalzi todavía se mantiene activa, sale a un centro comercial, va al parque, hace estiramientos y disfruta de las reuniones familiares. Como ella afirma: “Todos los años tienen sus días buenos”.