Hace poco más de una década, el quiteño Sebastián Cordero debutó en la cinematografía con la película Ratas, ratones, rateros. Para entonces tenía 26 años, había estudiado en la Universidad del Sur de California, EE.UU., donde en 1994 obtuvo el título de Bachelor of Fine Arts. Tenía la convicción de hacer cine, y del bueno.

Hoy 18 premios avalan su trayectoria, que comprende tres películas y un proyecto cinematográfico que está en marcha. A sus 37 años, Cordero es uno de los pocos cineastas ecuatorianos que con sus cintas ha alcanzado un sostenido reconocimiento internacional.

Quienes lo han tratado lo describen como un director de ambiciones y sencillo en el trato, con un estilo cinematográfico que toca la realidad social, características que han contribuido a su éxito profesional.

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Su historia
Ratas, ratones, rateros llegó en 1999 a las salas y también a festivales, entre ellos los de Trieste y Venecia, Italia; Huelva, España; y Zlin, Checoslovaquia. En estas citas el filme fue elogiado por la crítica cinematográfica.

Su nombre comenzó a escucharse y su labor, a destacar.

No cesó su actividad en el cine. Cinco años más tarde Cordero sacó a la luz Crónicas, una coproducción entre España, México y Colombia. El filme también participó en diversos festivales y llegó incluso a los de Cannes y Berlín.

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Ahora el director ha hecho que su nueva película, Rabia, cumpla un recorrido por varios países. Desde el Festival de Cine de Toronto, en septiembre del 2009, hasta la cita cinematográfica en Málaga, realizada la semana anterior, este filme ha ganado nueve premios.

En este último festival la película se adjudicó la Biznaga de Oro al Mejor Largometraje.

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Pero ¿a qué responde que el cine que hace Sebastián Cordero logre méritos y reciba elogios en los encuentros que ha participado? Lisandra Rivera, quien trabajó en la producción de Ratas, ratones, rateros y Crónicas, refiere que esto se da por los conocimientos cinematográficos que tiene el director.

“Es muy crítico, admira a muchos directores, lo que le permite hacer un buen trabajo durante el rodaje de sus películas”, manifiesta Rivera.

Agrega que otro factor es la calidad humana de Cordero, lo cual repercute de forma positiva en los actores y cuyo resultado de esta interacción y confianza se ve en las películas.

El manabita Carlos Valencia, protagonista de Ratas, ratones, rateros, señala que una de las exigencias de Cordero es que los actores reconozcan al personaje que interpretan.

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“Con él hay que demostrar realmente nuestro profesionalismo, meternos en el papel”, dice el actor, quien por su rol en Ratas... ganó el Colón de Plata como Mejor Actor en el Festival de Huelva, España, en 1999.

Aclara que los requerimientos que hace Cordero no son incómodos. “Es una persona sencilla, tranquila y muy profesional”, destaca Valencia.

Con él concuerda el actor Henry Layana, quien además participó en la producción de Crónicas, en Babahoyo y Guayaquil. “Si Sebastián no ve el resultado que quiere, habla con el actor de manera amable y le pide que entregue todo de sí para que el personaje sea muy real”, cuenta.

Influencias
Cordero tiene sus modelos en cuanto a estilo. Las tendencias clásicas y contemporáneas de reconocidos directores lo han inspirado para crear los guiones de sus películas.

El miércoles anterior, Cordero indicó a este Diario que el cine de Luis Buñuel —especialmente con Los olvidados y El ángel exterminador— influyó en Ratas... Mientras que Martin Scorsese y Francis Ford Coppola fueron sus referentes para Crónicas. Para su reciente película cita las tendencias cinematográficas del estadounidense Paul Thomas Anderson y del polaco Roman Polanski.

La gestora cultural Mariana Andrade comenta que conoció el cine de Cordero desde que este empezó a crear cortometrajes. “Siempre vi un gran talento y una ruptura de los códigos establecidos en el cine de los años noventa. Usa la estética de la miseria, del bajo mundo, para hacer sus filmes”, explica.

Aduce que entre las influencias del realizador ecuatoriano está el cine que hacen el estadounidense Quentin Tarantino y el español Luis Buñuel.

Con ella coincide el crítico de cine Christian León. “En sus historias siempre se presentan las figuras del mal y de la caída. Por un lado, trabaja con personajes oscuros que son una especie de caja de Pandora. Su dramaturgia elabora relatos de crisis y degradación moral”, dice.

A esta fórmula, Cordero la llama realismo social. “Supongo que hasta ahora he logrado que el cine que hago involucre al espectador, lo enganche”, señala.

“Sebastián es una persona con visión de cine paternalista, sabe lo que quiere, cómo lo quiere y todo va enfocado a su objetivo”, explica la actriz manabita Gloria Leyton, una de los protagonistas de Crónicas. Asegura que entre las características que destacan en Cordero está la confianza que él deposita en el actor.

“Como director me he dado cuenta de que lo mejor es trabajar en equipo, que la gente se involucre en la película, que se propongan cosas y mejoremos”, enfatiza el cineasta.

“Supongo que hasta ahora he logrado que el cine que he realizado involucre al espectador, lo enganche”.
Sebastián Cordero