Por primera vez en casi un siglo el Senado del estado de Nueva York votó esta semana para expulsar a un senador.

El Senado aprobó el martes en la noche por 53 votos contra 8 expulsar de forma inmediata a Hiram Monserrate, demócrata de Queens, quien fue encontrado culpable del delito de golpear y arrastrar a su novia, la ecuatoriana Karla Giraldo, al vestíbulo del edificio de su departamento.

El hecho ocurrió el 19 de diciembre del 2008, cuando Monserrate, de origen puertorriqueño, era concejal y senador electo. Ese día, Monserrate, de 41 años, fue arrestado en la madrugada e instruido de cargos por herir con una botella de cerveza a Giraldo, de 31, mientras discutían. La ecuatoriana requirió 20 puntos de sutura en la cara.

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El episodio conmocionó  a la población hispana por la popularidad de Monserrate, un ex policía que incursionó en la política y se convirtió en concejal por el distrito de Jackson Heights, donde la mayoría de sus habitantes es hispana,  y luego elegido senador, cargo que asumió en enero del 2009.

Monserrate alegó que fue un “desafortunado accidente” y luego del pago de una fianza de 5 mil dólares salió libre. Después Giraldo lo exculpó, argumentando que su pareja tenía un vaso con agua en la mano cuando tropezó con algo, por lo que el vaso voló y se estrelló en su rostro.

Pero la corte no aceptó esa versión basada en las pruebas presentadas por la Fiscalía, entre ellas los videos de las cámaras de seguridad que muestran a Giraldo tocando desesperadamente la puerta de un vecino y luego siendo arrastrada por Monserrate al interior del departamento.

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En octubre pasado, un juez de la Corte Criminal de Queens  lo absolvió de varios de los cargos y solo lo acusó de haber causado lesiones a Giraldo al llevársela por el brazo fuera del edificio,  cargo por el que fue declarado culpable en diciembre pasado.

Tras esa decisión judicial, el Senado de Nueva York creó un comité de nueve miembros de ambos partidos que evaluó la situación y que recomendó que Monserrate fuera sancionado o expulsado.

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Desde que ocurrió el incidente con Giraldo, en el apartamento de Monserrate en Queens, son muchos los que pidieron su expulsión, incluidos Charles Schummer y Kirsten Gillibran, que representan a Nueva York ante el Senado de Estados Unidos.

Luego de su expulsión, el New York Times dijo que los abogados de Monserrate estaban redactando una orden de restricción temporal para intentar que sea restituido.

El periódico reportó que en un apasionado discurso ante el Senado justo antes de la votación, Monserrate señaló  que se había convertido en un chivo expiatorio y acusó a sus críticos de valerse de una excusa ética para expulsarlo. “Las acciones que he cometido no justifican una expulsión”, aseguró.

El debate ha conllevado además a la fragmentación del Partido Demócrata, entre quienes se alinearon con Monserrate y sus detractores, que pedían su salida.

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“Todos los demócratas blancos se fueron con los republicanos”, dijo un molesto senador y reverendo Rubén Díaz, del Bronx, uno de los aliados de Monserrate. “Esto ha demostrado que los blancos demócratas son unos racistas, le piden a uno que sea demócrata cuando a ellos les conviene”.

Los senadores latinos Pedro Espada, también del Bronx, y Martín Malavé, de Brooklyn, apoyaron a Monserrate. Sin embargo, el senador José Marco Serrano, el cuarto latino con escaño en la Cámara Alta y que  había mantenido silencio, apoyó la expulsión.

El gobernador de Nueva York, David Paterson, convocó para el 16 de marzo la elección para ocupar la vacante que dejó Monserrate.

El caso de Monserrate deja también al Partido Demócrata con un margen mínimo de ventaja de solo un voto, 31-30, sobre los republicanos.