Es miércoles, cerca del mediodía. El juego de la pelota se mezcla con la actividad de extraer pescado de una panga que llega hasta la playa de Salango, en el cantón Puerto López, en el sur de Manabí.

Con sus uniformes deportivos, varios niños se abren paso entre los pescadores que caminan del malecón hacia el mar con gavetas en sus hombros, mientras pelícanos los sobrevuelan en busca de alimento.

La escena es recurrente en los pueblos pesqueros manabitas, pero en Salango, además, se mantenía una actividad peculiar. Se trata de hombres de trajes elásticos y ajustados que con sistemas manuales de buceo se sumergían en las profundidades para capturar el spondylus, molusco codiciado por su alimento y su envoltura para la fabricación de artesanías.

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La mayoría concuerda en que la medida era necesaria para impedir que la especie que caracteriza a Salango desaparezca para siempre.

Entre los que pidieron mayor regulación y control están miembros de la familia Baque, que conformaron la Asociación de Buceadores de Salango.

Hernán Baque, uno de sus integrantes, tuvo secuelas en su salud tras dedicar la mitad de los 34 años que tiene al buceo. “Me dio embolia (parálisis) porque hasta antes de la veda había que estar más tiempo buceando a mayores profundidades para coger conchas”, refiere.

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Su padre le enseñó la actividad cuando se hacía sin compresores de aire y mangueras.

Los jefes de un centenar de familias instaladas en Salango y Machalilla, ambas poblaciones costeras de Puerto López, aprendieron esta técnica y se dedicaban al buceo.

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Ellos utilizan terminología propia para referirse a su actividad. Roberto Guillén, de 33 años, aprendió a recoger spondylus “pulmoneando”. “Nos poníamos visores y aletas, y nos metíamos hasta seis brazas a cogerlas, pero esa técnica ya no se usa porque las conchas se fueron más profundo, hasta 22 metros bajo el mar”, asevera.

Él abandonó la actividad hace dos meses, al percatarse de que el tiempo de trabajo y el esfuerzo no dejaban réditos.

Baque recuerda que dos buceadores capturaban hasta dos quintales (200 libras) de comida que se extraía del spondylus en siete horas de buceo y a una profundidad de seis metros.

Ahora, en el mismo tiempo, un par de buceadores logra recopilar hasta quince libras.

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Las faenas también se tornaban peligrosas por las mordeduras de morenas (peces alargados) que atacaban a los buzos desprevenidos.

La mayoría de estos hombres ahora se dedican a “trasmallar”, refiriéndose a la pesca que se hace cerca de la orilla, en pangas, o buscaron otras alternativas en la pesca de altura.

Aunque hay “otros pescadores” dedicados a la actividad pese a la veda, según Baque. “Cogen las conchas pequeñas que aún no llegan a su madurez sexual, lo que hace peligrar la especie y nuestra actividad. Una tradición que nuestros padres nos enseñaron”, cuenta este buceador.

Su criterio se sustenta en las crónicas prehispánicas que dan cuenta de cómo los antepasados de los actuales buceadores se sumergían con piedras sujetadas a sus cinturas para capturar las conchas y cambiarlas en un trueque como moneda con otras tribus.

Incluso se hallaron restos de conchas spondylus similares a las recogidas en lo que hoy es la costa manabita en países centroamericanos y hasta en el Perú. Estos antecedentes históricos dieron pie a conformar una ruta turística en su nombre, en lo que antes se llamaba la Ruta del Sol.

“Me pregunto qué pasaría si la especie desaparece y no podemos mostrarle a los turistas esta concha en su hábitat natural”, relata Erwin Lucas, un pescador que se dedica también a mostrar las especies que habitan en los acantilados submarinos de la zona.

La posible extinción de la spondylus acarrea además la eliminación de uno de los principales atractivos de la zona del Parque Nacional Machalilla y sus alrededores.

Los buceadores tienen la esperanza de que la especie se recupere con la veda para que sus hijos y nietos puedan verlas entre las rocas, tal como ha sido desde tiempos milenarios frente a las costas de Manabí.

Más datos: Molusco
Negocio
Los comerciantes pagaban hasta $ 3,50 por cada libra de la concha spondylus que extraían los cerca de 100 buceadores que había en Machalilla y Salango.

Turismo
Los restaurantes del cantón Puerto López demandaban el molusco con el que se hacía desde cebiches hasta arroz marinero, a un costo promedio de $ 11 el plato.

Historia
La comida de la concha spondylus era considerada como un ‘manjar de los dioses’ por las culturas Manteña y Valdivia, asentadas en la zona.

Otros sitios
La captura de esta concha también se realiza en Santa Elena, Esmeraldas y El Oro.