Bosco Vicente Wisum Chapaik, 43 años;  padre de seis hijos y maestro bilingüe, se convirtió el 30 de septiembre del 2009 en la primera víctima del enfrentamiento entre indígenas y la Policía, en Macas, por el levantamiento de la Conaie. Ahí, la nacionalidad shuar y los miembros de la UNE lo consideran como un símbolo de su lucha y piden que se sancione a los responsables.

Wisum es reconocido como un hombre de izquierda. Era director de la unidad educativa Atilio Ampam, del centro shuar Sagrado Corazón, 8 km al sureste de Macas. Preocupado por lo que él consideraba desinformación oficial –según sus compañeros de la UNE–, hace quince días reunió a los padres de familia y pidió la presencia de los dirigentes del magisterio para que “socialicen” los motivos del paro. Lo mismo hizo con ocasión de la medida de la Conaie. Y, además, salió a las vías.

El cierre de carreteras se inició el domingo 27. No hubo inconvenientes hasta las 16:00 del miércoles 30, cuando unos cien policías trataron de desalojar a los manifestantes del puente sobre el río Upano, mediante el uso de gases lacrimógenos. La respuesta de los indígenas fue con palos, piedras y algunos disparos de cartucheras.

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“Las sirenas de las ambulancias rompieron la quietud del acceso norte de Macas (llevaban policías heridos); mientras, al otro lado, uno a uno caían los heridos shuar, que eran auxiliados por sus compañeros y llevados a sitios seguros, bajo los árboles. Para ellos no había ambulancias ni paramédicos, ni casas de salud ni cámaras que muestren sus cuerpos sangrantes a la faz del mundo... Mientras un helicóptero de la Policía sobrevolaba a baja altura”, relata Ulbio Cárdenas, articulista del semanario La Randimpa, de Macas.

En la curva oriental del puente, Bosco Wisum desplomaba producto de un disparo que, según informes gubernamentales, era de perdigones. Esta muerte no solo fue el detonante para un despertar del sector indígena, sino que motivó reclamos al Gobierno, pedidos de investigación y un llamado de la Asamblea al ministro de Gobierno, Gustavo Jalkh, para que explique.

Pepe Acacho, presidente de la Federación Interprovincial de Centros Shuar, dice que ellos lucharán hasta que “el Gobierno reconozca este hecho como crimen de Estado e indemnice a la familia”. El ministro Jalkh, en una entrevista con este medio, señala que todos los heridos y el muerto fueron por perdigones usados por los indígenas.

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Acacho asegura que los perdigones son de la Policía. “Tenemos pruebas; cuando ellos salían, los recogimos; además, una alimentadora de pistola, tres ganchos de desactivar bombas y una funda de perdigones que habían usado y dejaron abandonados”, afirma el dirigente, quien lamenta que el Gobierno atienda solo a los policías heridos y los victimice. “Es típico de todos los gobiernos: botan la piedra y esconden la mano”.

En Arapicos, 10 km al sur de Macas, los moradores del centro Metsankim, entre ellos ancianos y niños, también fueron atacados con bombas lacrimógenas por la Policía, el mismo día 30, según relata Gonzalo Yu, síndico de la comunidad, a Édgar Llerena, de La Randimpa.

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Agrega que los gendarmes allanaron las casas de Freddy Saant y Domingo Cruz. Como evidencias tienen cápsulas de bombas lacrimógenas de las marcas Shat Shell CS, Speed Heat, Triple Casher; también cartuchos FMSB calibre 12.

Jalkh descarta que la Policía haya estado armada.  “Nosotros no ponemos condición en el respeto de los derechos humanos, ni siquiera la condición de que los otros los respeten. Es por esta  razón que la Policía no fue armada a despejar esa vía”, dice.