En los últimos años, se ha introducido un nuevo concepto en la psicología denominado resiliencia (de  resilience  en inglés), que se define generalmente como la capacidad que adquieren ciertos seres humanos de adaptarse de manera positiva una vez que han encontrado una adversidad o trauma significativo en un momento de sus vidas; el estudio de la resiliencia es relativamente nuevo y fue introducido en la década de los setenta, luego de varios estudios que trataban de explicar la interesante y diferente reacción de ciertas personas, quienes a pesar de haber atravesado momentos dramáticos o al menos muy duros, logran despojarse de cualquier marca o señal que esos sucesos pudiesen haber dejado.

Se ha llegado inclusive a sugerir ciertas características propias de la resiliencia, tales como la inteligencia emocional, la habilidad para resolver situaciones de estrés, la capacidad de solicitar ayuda y consejos, el don de estar conectado con la familia y con los amigos, la espiritualidad, etcétera, es decir un conjunto de actitudes que ayudan a determinar efectivamente el grado de resiliencia que pudiese tener una persona. Siendo de tal interés el concepto, hay quienes inclusive han querido extenderlo a la acción política argumentando que un liderazgo efectivo debería exhibir una capacidad elevada de resiliencia, especialmente porque se supone que a lo largo del accionar político se encontrarán muchísimas desventuras y dificultades con la que un líder deberá lidiar.

Se cita el caso del presidente Obama como un ejemplo de resiliencia, toda vez que al menos hasta ahora, ha demostrado en su vida política y familiar que ha podido sortear las marcas duras de una niñez y adolescencia sin la presencia de su padre, con las permanentes barreras raciales así como con la dificultad de adaptación en culturas totalmente diferentes; lo que a otras personas hubiese dejado, posiblemente señales de resentimiento y frustración, en Obama funcionó como un incentivo a superar adversidades, a llegar a metas altas y a buscar la plenitud en el ejercicio del poder sin resentimientos ni complejos.

Hay quienes han tratado de cuestionar la resiliencia como una novelería de la psicología y que en todo caso, deberíamos hablar simplemente de la mejor capacidad que tienen unas personas de enfrentar las adversidades, sin que estas le impriman una huella. Sin embargo, me hago la reflexión de que si acaso sería distinta la vivencia democrática si los gobernantes demostraran previamente que tienen a la resiliencia como una de su virtudes, ante lo cual, con toda seguridad, se podrá alegar que llegar al poder no significa tomar parte en una prueba de actitudes y que, por lo tanto, lo de la resiliencia es una banalidad; claro puede que así sea, pero al menos qué distinto resultaría el poder si quien lo ostenta demuestra que la resiliencia no es un juego de psicología. Solo piénsenlo.