“La  policía mexicana nos seguía a disparos y el chofer del camión que nos llevaba aceleró. Yo rezaba. Me aferraba al rosario que tenía puesto mientras algunas personas que viajaban conmigo eran heridas (...). De pronto el carro chocó, mi cuerpo se elevó, sentí un fuerte dolor y empecé a sangrar...”.

Verónica Riqueros, de 27 años, revive con angustia un episodio de su vida suscitado la madrugada del 4 de agosto del 2008, en el sector de Agua Dulce, estado de Veracruz, en México, cuando junto a más de 40 inmigrantes de Centro y Sudamérica intentaba llegar de forma ilegal a Estados Unidos.

El ataque armado dejó un ecuatoriano muerto: Peter Mora Jurado (de 30 años) y tres heridos: Juan Jurado Villegas (48), Verónica Riqueros Morán (27) y Gladys Martínez Perguachi (24 años), quien además perdió a su novio colombiano; todos ellos salieron el 27 de julio del 2008 desde Guayaquil en un vuelo que los dejó en Honduras, de allí pasaron por tierra a Guatemala y luego a México. En el incidente también pereció un hondureño y hubo más de 40 lesionados de distintas nacionalidades.

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Seis meses después del percance, los connacionales heridos y familiares del fallecido planean demandar al Estado mexicano por el ataque policial, por lo que piden ayuda a las autoridades ecuatorianas a través de la Secretaría Nacional del Migrante (Senami).

Riqueros sufre las secuelas de su aventura de viaje. “Me fracturé la pelvis y ni en el hospital de Coatzacoalcos ni en el de Jalapa (en México) me operaron. Mis huesos se soldaron solos y me quedó un desnivel que se nota cuando camino. Además, nunca se dieron cuenta de otra fractura que tenía en la cadera derecha. Así estuve hospitalizada hasta el 27 de octubre que  las autoridades de migración me deportaron a Ecuador”, sostiene mientras camina con dificultad en casa de un familiar en el norte de Guayaquil.

Tras el percance, Riqueros, quien se graduó de Diseñadora de Interiores, descarta un segundo intento por llegar a EE.UU. adonde quería ir para mejorar su situación económica que hoy está peor que antes por los tratamientos a los que debe someterse para recuperar en algo su salud.
Mientras, en el suroeste de la ciudad, en casa de su madre, Jurado, otro de los heridos  describe como “desesperante” y “monstruoso” todo lo que vivió al ver morir a su sobrino.

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“No me imaginé que los policías iban a disparar al carro. Fueron como 40 minutos de persecución. Parece que Peter no alcanzó a lanzarse al piso y una bala lo alcanzó. Al ver que no se movía tomé su cabeza y justo toque con mi dedo la herida de bala... Estaba muerto”, recuerda.

Tras el choque, Jurado resultó con lesiones en la columna y una fractura en la pierna que le impiden caminar bien. Pese a todo no descarta con volver a viajar a EE.UU. adonde llegó de manera ilegal en el 2000 y retornó a Ecuador en marzo del 2008 para visitar a su familia.

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En cambio, la cuencana Martínez no quiere repetir la odisea que por el accidente la dejó con laceraciones graves en el hígado y casi queda huérfano su hijo de 5 años. “Solo estuve hospitalizada cinco días y luego me mandaron a un centro de migrantes, donde estuve con fiebre hasta que me deportaron”.

Señala que tras un chequeo en Cuenca le encontraron una infección en el hígado debido a que los alimentos que le dieron en el centro para indocumentados no eran adecuados para su recuperación.

Su estado le impide trabajar. “Hace poco tuve que renunciar en una panadería porque tenía fuertes dolores”, finaliza.

30 de julio del 2008
La cañareja Marcia Pinos murió y otros cinco connacionales fueron heridos cuando el camión en el que iban fue tiroteado por policías en el estado de Chiapas.

9 de enero del 2009
Las chimboracenses Leivis Moina y Norma Dután murieron y otros cinco ecuatorianos resultaron  lastimados en otro ataque policial en Chiapas.

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