Sesiones de ejercicio riguroso de apenas unos pocos minutos ayudarían a prevenir la diabetes, y a controlar el nivel de azúcar en la sangre.

Un estudio publicado en la revista BioMed Central Endocrine Disorders sugiere que las personas incapaces de cumplir con las guías oficiales de actividad moderada a vigorosa varias horas por semana aún pueden beneficiarse con el ejercicio físico. “Esta es una cantidad pequeña de ejercicio que se puede hacer sin transpirar”, dijo James Timmons, experto de la Heriot-Watt University en Edimburgo, quien dirigió la investigación.

“Esto puede tener un efecto tan grande como cumplir con horas y horas de entrenamiento de resistencia cada semana”, añadió Timmons.

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La diabetes tipo 2, que afecta a alrededor de 246 millones de adultos en todo el mundo y representa el 6%  de las muertes globales, es una condición en la cual el cuerpo pierde gradualmente la capacidad de utilizar correctamente la insulina para convertir los alimentos en energía.

Una dieta muy estricta y la realización de actividad física regular, vigorosa y sostenida pueden revertir la diabetes tipo 2, pero esto suele ser complicado para muchas personas. La condición está íntimamente relacionada con la inactividad.

Timmons y su equipo demostraron que solo siete minutos de ejercicio por semana ayudaron a un grupo de 16 hombres de 20 a 30 años a controlar su insulina. Los voluntarios, que no estaban muy en forma pero por lo demás eran saludables, usaron una bicicleta fija cuatro veces por día en etapas de 30 segundos, dos días a la semana. Después de dos semanas, los jóvenes tenían una mejora del 23% en la eficacia del cuerpo para emplear la insulina y eliminar la glucosa, o azúcar en sangre, del torrente sanguíneo.