Recordemos que hace mucho tiempo, pero cortísimo después de que fuera posesionado como presidente el economista Rafael Correa, designó como uno de sus ministros a un señor Carrión, quien en declaración pública, dijo que Correa (dueño del circo) hacía lo que él (Carrión) le decía al dueño del circo.

Designado ministro, pareció confirmarse la aseveración del “martillador público” que ofrecía contratos de obras públicas al mejor postor… El tiempo ha pasado y el tal amigo querido del Presidente está perseguido por la Policía, sin que el presidente Correa (dueño del circo) haga nada por su pobre gran amigo. ¡Otro drama circense que, como dice el viejo tango: “…buscando un aplauso, la muerte encontró”!

Este caso es el más clamoroso, hasta ahora, por ser la huida confesión de parte. Cuando se le reclama y se convierte en prófugo, su amigo del alma nada dice. Hace semanas atrás con ocasión de algún suceso similar me permití escribir que me parecía que el presidente Correa no goza del sentido especial que se demanda para un seleccionador de colaboradores, que para el caso del Gobierno se necesita, además de conocimientos, la habilidad necesaria para mantenerse en el cargo, cuando pesa la circunstancia política.

En la vida es difícil en una buena selección. Los diversos factores que entran en la selección y decisión distorsionan, en ocasiones, el buen criterio de los cazadores de talentos. Hay cargos de tanta responsabilidad, que uno se asombra al comprobar tanta audacia. La única explicación es: o nepotismo o influencia de cualquier otro tipo.

Hasta aquí sueña el payaso…

Al otro lado de la ribera están los pocos que en verdad están capacitados para el cargo previsto, profesional, intelectual y con una personalidad con la cual se pueda construir el futuro.

Las pruebas que se somete a un aspirante son las clásicas IQ. Que para la época resultan obsoletas, y aunque la metodología fue buena para su tiempo ahora no tiene importancia. Se vive la era del conocimiento. La educación no ha desarrollado al hombre y a la mujer para efectos de aplicar los  pluses y sus  minuses en el trabajo. En ocasiones se utilizan las mismas pruebas para ambos sexos.

Las pruebas deben servir también para determinar, en lo posible ciertas virtudes y/o defectos (puntos fuertes y débiles del candidato, que no se transparentan en un papel. Perdón por la digresión).

La crisis anunciada que comienza a afectar al mundo dejará a mucha gente sin trabajo, entre los cuales habrá profesionales de gran preparación. Ya sucedió esto en la crisis anterior. La serie de situaciones de tan diversos matices no tiene por qué no parecerse a la anterior.

Carrión fue una mala selección, no cabe duda; como son otras de las tantas que serán fruto de compadrazgos o técnicos, pero que debe servir como señal de que si el Presidente no logra desatar muy pronto los líos, muchos de ellos terminarían en verdaderos nudos gordianos.