La entidad pasó de ser un Museo Industrial  a Municipal el 16 de diciembre de 1908. Desde entonces ha sufrido cambios e innovaciones. Nació primero, en 1863, como un Museo Industrial, en un chalé de la calle Villamil al que llegaban las obras de exposiciones de la Sociedad de Beneficencia de Señoras o de la Sociedad Filantrópica del Guayas. “Era más bien un repositorio de obras hasta que se le ocurre a Camilo Destruge que se haga un Museo Municipal con las cosas de ese Museo Industrial”, cuenta Melvin Hoyos, director de Cultura y Promoción Cívica del Municipio.De eso ya    100 años, que se celebrarán el próximo 16 de diciembre con una sesión solemne, la emisión de sellos postales conmemorativos, una exposición y la presentación de un catálogo. El Museo Municipal se crea mediante un acuerdo del Concejo Cantonal de Guayaquil en 1908, aunque su apertura se da en agosto de 1909. Funcionó en ese chalé hasta 1916; luego va a su propio edificio, un palacio con capiteles, columnas con formas de mujer y frescos, construido por el portugués Raúl María Pereira, pero que solo duró 22 años. Por falencias en el diseño tuvo que ser demolido. Entonces, cuenta Melvin Hoyos, el Museo pasó al Palacio Municipal, donde permaneció 35 años hasta que se levantó el actual  edificio, en Sucre y Pedro Carbo. Desde esa época,  sus instalaciones han seguido en una evolución para llevar la historia de la ciudad a la gente. El primer desafío fue transformarlo en un museo histórico.“El Museo es una mezcla de todo, nada estaba concatenado ni se hacía contar una historia”, manifiesta Hoyos. Esa etapa de cambios se da en 1992, con Francisco Cuesta al frente del Museo, y Hoyos en la Biblioteca.  Se hace un inventario (hay más de 8.000 piezas), se construye la reserva de bienes y se trasladan objetos de gran valía histórica. En 1999, Hoyos asume el proyecto y junto a un equipo especializado en noviembre de ese año se entrega el Museo que se conoce hoy, con salas históricas, de arte sacro, numismática y exposiciones.   Pero el reto fue mayor, dice Olga Guerra, jefa del Museo: había que generar espacios fuera y hacer que el Museo llegue a la gente. Se crea el programa el Museo y la ciudad y con este una serie de proyectos para difundir la historia y el arte. Nace primero el  tour histórico, el Festival de Artes al Aire Libre (FAAL) y el Museo itinerante, que lleva réplicas de piezas a centros educativos, empresas públicas y privadas. Su demanda es tal  que hoy hay tres museos itinerantes. Luego se crea el teatrino de títeres, que cuenta la historia de Guayaquil a los niños, el Museo cobra vida y Musimuestras. “Ese es el Museo caliente, el Museo cálido, el Museo vivo que queremos...”, acota Hoyos. Y que espera seguir en evolución hacia otro siglo.