El Consejo europeo criticó la política antiinmigrante italiana, que ahora incluye soldados.

El Gobierno italiano aprobó, el pasado lunes, un decreto que sacará al Ejército a la calle para ayudar a la Policía a luchar contra el crimen, “frenar la inmigración ilegal y defender potenciales objetivos del terrorismo”, se reportó.

El ministro del Interior (Gobierno), Roberto Maroni, y el de Defensa, Ignazio La Russa, firmaron una ley calificada por la oposición como una fachada y que ha advertido que podría dañar la imagen del país en el exterior y alejar a los turistas.

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En total, unos 3.000 soldados harán la vigilancia. “Es la demostración de que queremos eliminar el miedo de los ciudadanos”, dijo La Russa sobre el decreto que estará en vigencia por lo menos seis meses.

Mientras en Estrasburgo, Francia, el Consejo de Europa pidió ayer, en un informe a Italia, que ponga fin a su campaña contra los inmigrantes ilegales para evitar un aumento del racismo y la xenofobia.

El informe se elaboró después de que el Gobierno italiano adoptara y endureciera sus medidas contra la inmigración ilegal, al iniciar una campaña para tomar huellas dactilares a todos los gitanos residentes en el país, incluso a los italianos.

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El Consejo de Europa dijo en su informe que la política italiana de ese rubro carece de los derechos humanos y principios humanitarios, y podría fomentar la xenofobia.

El informe redactado por el comisionado para los Derechos Humanos, Thomas Hammarberg, no afirmó que la campaña italiana viole las convenciones europeas sobre derechos humanos, de las que Italia es signataria. Empero, Hammarberg manifestó su enorme temor ante las medidas adoptadas contra los gitanos.

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Estas normas hacen más difícil a los refugiados solicitar asilo político y seguramente aumentarán la estigmatización social y la marginalización de todos los inmigrantes, incluyendo los gitanos, indicó el Comisionado.

El Gobierno italiano amplió el viernes el estado de emergencia a todo el país, lo que da a las autoridades poderes extraordinarios para establecer centros de detención de inmigrantes.

Las autoridades italianas dieron diversas razones para esa campaña, entre ellas la represión de la delincuencia callejera y la inmigración ilegal, y fomentar que más niños gitanos acudan a las escuelas.

Por su parte, el Ministerio del Interior italiano explicó en una declaración ayer, que  los temores expresados ante la falta de respeto a los derechos humanos carecen de fundamento.

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Además, el funcionario negó que la Policía italiana realizara allanamientos violentos en los campamentos gitanos, como reza el informe presentado.

Hammarberg dijo estar preocupado por las informaciones de racismo y xenofobia en Italia contra los inmigrantes, especialmente los gitanos.

Los gitanos viven del empleo temporal y se concentran mayormente en campamentos de pobres condiciones sanitarias, sin acceso a cuidados médicos, empleo, alcantarillado o agua potable. Más de 700 campamentos han sido construidos en Italia, principalmente en torno a Roma, Milán y Nápoles, en los que residen decenas de miles de gitanos.

Hammarberg recomendó que Italia cree una oficina nacional de derechos humanos efectiva. El funcionario visitó Roma en junio pasado para estudiar la nueva política gubernamental.

La agrupación Pueblo de la Libertad, de Silvio Berlusconi, llegó al poder en las elecciones de abril pasado, con la promesa de actuar con mano dura contra los inmigrantes indocumentados y la delincuencia.

El Primer Ministro ha desechado las críticas de la oposición de centroizquierda, de que con este tipo de operativos se está exagerando el problema.

“Sacar el Ejército a las calles es esencialmente un ejercicio de construcción de imagen que se arriesga a que se vuelva en su contra”, dijo Marco Minniti, “ministro de Interior en la sombra”, de la oposición.

Minniti y otros miembros de la oposición han acusado al Gobierno de intentar salvar la cara tras el malestar en las fuerzas de seguridad por recortes presupuestarios.

Antonio Di Pietro, ex juez y diputado, dijo que las medidas serán tan eficaces como “lavarse la cara con agua sucia” y añadió que la solución real no es llamar al Ejército, sino dar más recursos a la Policía.

TEXTUALES: Contrapuntos

Thomas Hammarberg
Comisario DD.HH. del Consejo europeo

“Italia se arriesga a un agravamiento del clima de xenofobia, por su política de inmigración, luego de los ataques a gitanos los últimos meses”.

Roberto Maroni
Ministro del Interior italiano

“La meta es dar la mayor percepción de seguridad y de presencia del Estado”.