Este día se conmemora un centenario de esta figura, considerada precursora de los filmes silentes.

Hoy se cumplen cien años del nacimiento de Julia Evelina Macías Lopera, reconocida como la primera actriz del cine silente nacional.

Ella nació en Balzar (Guayas), el 26 de abril de 1908, pero se radicó desde temprana edad en Guayaquil, donde trabajó en el banco La Previsora y en los hoteles Ritz y Tívoli.

Para su incursión en el mundo del cine silente o mudo, que en el Ecuador tuvo sus pasos pioneros en tierra guayaquileña con  el dramaturgo y empresario Augusto San Miguel, la artista aprendió mímica y simulación  en 1922, en la academia dirigida por el maestro italiano Carlos Bocaccio, que funcionó en el Frontón Betty Jai, ubicado en la av. Rocafuerte y Tomás Martínez.

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Tras su bienvenida triunfal, al arte dramático estelarizó la primera película muda El tesoro de Atahualpa, de Ecuador Film Co., que dirigió Augusto San Miguel y se estrenó el 7 de agosto de 1924, en los teatros Edén y Colón.

Evelina Orellana, nombre artístico de Julia Evelina Macías Lopera, protagonizó otros valiosos filmes, como Soledad (1925), con guión de Rodrigo Chávez González –Rodrigo de Triana– y Guayaquil de mis amores (1930), producidos por Guayaquil Films Co. y Ecuador Sono Films, respectivamente.

Las escenas principales de la primera cinta se grabaron en la hacienda Angélica, de Félix González Rubio, y las de la segunda se hicieron en la hacienda La Zoraida, de Geo Chambers Vivero.

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Las obras citadas, que también estuvieron en la cartelera de otros desaparecidos teatros como Victoria e Ideal, ponen en el recuerdo nombres emblemáticos, como los de los actores Rodrigo Chávez González, Emilio Pareja Cabanilla (Enrique Cardell), Carlos Mármol, Emilio Morel, José Chevasco Navarro, Amadeo Moreira Solórzano, Zoila Mosquera Solórzano, Mercedes Suárez, Carlos Landín y Rosa Julia Lofredo Rodríguez (Aracely Rey).

Además, traen al recuerdo a quienes con sus ideas talentosas y recursos económicos se erigieron como personajes pioneros de la cinematografía silente ecuatoriana con argumentos, como Augusto San Miguel, Juan Emilio López Mosquera, Alberto Santana, Francisco Diumenjo, Manuel Martín López, Roberto Saa Silva y otros visionarios de la época.

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Después de su actuación en aquellas películas, Evelina Orellana participó en obras teatrales de la compañía Gobelae e hizo el papel de Verónica cuando se representó en varias ocasiones La pasión de Cristo.

Contrajo matrimonio con Luis Guillermo Ruiz, quien fue el administrador del teatro Apolo en su época de esplendor, y después de su retiro del ambiente artístico frecuentó la iglesia de La Victoria, donde en noviembre de 1949 recibió los hábitos de la Orden Tercera del Carmen, con los que la sepultaron al día siguiente de su deceso, ocurrido el 21 de octubre de 1986, en Guayaquil.