En todo caso, la palabra adviento (que viene del latín  adventus  y significa “advenimiento”) está sin duda conectada con una lógica costumbre de la antigua sociedad romana: cuando algún notable personaje –por ejemplo, un alto funcionario– anunciaba su llegada a una ciudad, los responsables romanos, tan prácticos y ordenados, comenzaban los preparativos para recibirle bien: con galas en las casas, con arcos en las calles, con cantos y otras cosas más.