El 23 de octubre a las 13:00 tomé la Metrovía que lleva desde la Caja del Seguro Social  hasta la estación de la ciudadela Nueve de Octubre; el carro iba lleno, creo que en su máxima capacidad. En el interior se anunciaba que los asientos amarillos eran para la tercera edad, mujeres embarazadas, etc. Al llegar a la estación de la calle Chile, frente a la CTG, se armó el caos en el bus. El chofer, que parecía estaba atrasado, no esperó que una discapacitada pueda salir. Las puertas de la estación se abrían y cerraban al tocar  la silla de ruedas de la infortunada. El chofer ya anunciaba la próxima parada; en el interior, gritos e insultos para el irresponsable conductor.

¿Cuál es el apuro de estos choferes, quién controla el exceso de pasajeros o pone límite a la capacidad para que puedan salir seguros los ancianos, discapacitados y embarazadas?

Estamos conscientes de que es un transporte masivo, pero esto no implica maltrato y riesgo para los ciudadanos.

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Marcelo Echeverría Vera,
Guayaquil