La muerte por neumonía a causa del frío de una niña de mes y medio de nacida que permanecía en un parque de la ciudad de Cañete porque su casa resultó destruida en el terremoto del pasado miércoles 15 de agosto, es uno de los graves casos que refleja las fallas en el manejo de la ayuda a los damnificados y la reconstrucción de la zona afectada por el sismo.

La bebé vivía en ese lugar con su madre y cuatro hermanos porque nadie los pudo ubicar en otro lugar.

Además, grupos internacionales de rescate han manifestado su descontento con el rápido ritmo en que se realiza la remoción de ruinas porque se anula la oportunidad de que aparezca alguna persona con vida y ante el evento de que existan cadáveres en las ruinas, los familiares no podrían sepultarlos.

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En tanto, la posibilidad de hallar sobrevivientes bajo escombros de la derruida Pisco se alejó definitivamente ayer, siete días después del terremoto, que  dejó al menos 540 muertos.

En total  15 personas fueron rescatadas vivas bajo los escombros de la  catedral de San Clemente, en la plaza de Armas de Pisco, dijo en Lima el  subcomandante Roberto Ognio.

El último fue el sacerdote José Torres –en la madrugada del viernes pasado– quien a la  hora del sismo oficiaba la misa.

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Los únicos que aún mostraban su esperanza de que haya vida, en el hotel Embassy, son Los topos, como se conoce a los voluntarios mexicanos de la Brigada Internacional de Rescate Tlaltelolco-Azteca, que encontraron el único cuerpo sacado hasta ahora y también a un gato vivo entre las ruinas.

“Anoche alguien comentó que habían oído un ruido, vinimos a trabajar, rompimos un techo, buscamos y lo que se oía era un gatito. Hay vida, se detecta vida”, dijo Héctor Méndez, coordinador de Los topos.

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“Nuestro criterio lo rige el corazón, el instinto y el estímulo de la solidaridad... trabajamos sin ayuda de equipos electrónicos ni perros, guiados por indicios de otros grupos, señales que hallamos y, sobre todo, reportes de familiares, que saben dónde pueden estar”, explicó.

Más pesimista que Los topos es Rafael Loza, rescatista peruano  que labora con una cámara especial para buscar víctimas en estructuras colapsadas. “El lugar es difícil e inseguro y tenemos diferencias con los amigos Los topos, que se meten como kamikazes. Admito el riesgo cuando hay vida, pero no para hallar cadáveres”, dijo.

MÁS DATOS: Escenarios

Reclamos de seguridad
Un grupo de rescatistas españoles que colabora en Pisco exigió mayor seguridad en la zona tras quedar atrapado en un tiroteo.

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Turistas en el desierto
Después del terremoto, un grupo de turistas extranjeros se ocultó en el desierto de Ica por temor a las réplicas, pero sobre todo a los asaltos con armas, relató uno de ellos, el argentino Gustavo Ruf.

Contra las mascotas
Damnificados del terremoto en Perú pidieron a los socorristas eliminar a las mascotas que deambulan en la devastada Pisco, por temor a que propaguen infecciones al ensuciar las calles, lo que de inmediato fue rechazado por defensores de los derechos de los animales.

Migrantes en España
La Federación de Asociaciones de Ecuatorianos en España colecta ayuda en ese país para los afectados.

Donativos
La Cruz Roja recibe donativos  al 256-1077  en Guayaquil o en Quito al (02) 246-8410. La Embajada peruana abrió la cuenta de ahorros Sismo Perú 2007 Nº 4695315800 del Banco Pichincha.

Solidaridad cuencana
Acción Social Municipal, de Cuenca, y la Gobernación del Azuay ubicaron puestos de ayuda para recibir donativos.

Daños en casas históricas
El sismo dañó las casas de dos héroes: la del general argentino José de San Martín, quien independizó al Perú, y la del prócer chileno Bernardo O’Higgins.