¿Qué tal si le dijeran que el principal valor cívico es el respeto a las personas, que no existen valores cívicos si no se consideran los valores humanos y que sin esta práctica no podría hablarse de civismo?

Claro que también alguien podría explicarle que la cívica es considerada como una ciencia de tipo social que involucra al individuo en el desarrollo integral de su patria, partiendo de los valores formados desde el hogar y desarrollados a través de su conciencia cívica, del mundo y el medio en el que se desenvuelve y amparado por las leyes que rigen al Ecuador.

Publicidad

Pero para que todo esto sí basta con practicar normas de respeto, comunicación, participación y colaboración en la familia, la escuela y en la comunidad.

Quizás para muchos la educación cívica siga encerrada y enterrada entre palabras bonitas y conceptos simpáticos que pocos respetan y peor practican. Continúe atrapada en el simbolismo de la Bandera, el Himno y el Escudo. Agonice entre fervorosas celebraciones de fiestas patrias de las cuales ya olvidamos su origen, tradición e historia.

Otros, como la profesora Jéssica Patiño (CEM G5), refieren que la educación cívica no debería ser solo teoría sino práctica, llena de ejemplos y modelos por seguir. Es tarea de los mayores mostrar sus efectos y aportes. El maestro y los padres de familia son los moldes en los que se miran los menores.

Publicidad

Importancia
Todos queremos y anhelamos la mejor educación posible. La importancia básica que tiene la educación cívica está dada por el gran conocimiento que debemos tener del Ecuador y de su historia. Sin conocimiento las personas ignoran sus derechos y sin derechos no hay democracia. La falta de conocimiento del país repercute en la falta de civismo.

En opinión de la educadora Glenda Soriano (Lomas de Sargentillo, recinto Las Cañas), es necesario conocer, amar y respetar los símbolos patrios, sin embargo no hay que quedarse solo en eso. También se deben  reconocer las diversas manifestaciones culturales de nuestro entorno. Siendo el Ecuador un país multiétnico y pluricultural, la enseñanza de la cívica se convierte en obligación y prioridad de todos los maestros con responsabilidad social.

Publicidad

Hay que insistir en recuperar la cultura, por la trascendencia que esta tiene para los pueblos, así como procurar una educación integral para lograr el desarrollo social y psicológico de los niños y jóvenes.

Muchos lectores seguramente recordarán los días en que pasaron por las aulas de clases, donde su mayor aventura era repetir de manera cansina palabras tras palabras para memorizar alguna idea.

La educación cívica era una materia con muy poco contenido y a muchos estudiantes nos parecía que estaba para rellenar y de escasa seriedad. Hoy esos tiempos están lejos. Para Jorge Escala, miembro del Consejo Nacional de Educación, la tarea de los profesores es educar para la libertad, la solidaridad, la patria y no descuidar al ser humano.

Nuestro comportamiento cívico debe estar basado en las reglas de la convivencia pública y rescatar valores importantes de la sociedad como la solidaridad y el respeto mutuo entre las personas.

Publicidad

Valores
La gran tarea de la cívica es buscar que los alumnos y personas en general comprendan y asuman los valores que la humanidad ha creado y consagrado como producto de su historia: respeto y aprecio por la dignidad humana, libertad, justicia, igualdad, solidaridad, tolerancia y honestidad.

El Dr. Carlos Estrella, director nacional de curriculum del Ministerio de Educación, explica que la Cívica siempre estará dentro del programa de estudios y pertenece al área de estudios sociales, que comprende historia y geografía también.

La reforma curricular de 1996 prioriza el desarrollo de la inteligencia, educación en la práctica de valores, interculturalidad y educación ambiental.

Desde la perspectiva educativa está orientada más a la formación de actitudes y criterios en los alumnos que a la memorización de los hechos y situaciones concretas. Favorece la formación de actitudes cívicas que estimulan el sentido de pertenencia activa a la comunidad nacional.

La educación cívica debería ayudar a desarrollar una filosofía de vida fundamentada en los valores que, como personas y ciudadanos, desarrollamos. Es una cadena en la cual se entrelazan la ética, la moral y los valores humanos.