No ha participado en reinados. Ahora disputa la corona de Miss Ecuador en representación del Guayas.

Cuando era estudiante del colegio Mariscal Sucre y del Integración Técnica Educativa, María Pía Cely sobresalía entre sus compañeras de curso por su estatura (era la más alta) y personalidad. A ella la veían como una líder, a quien acudían sus amigas cuando había problemas en las clases o se necesitaba hablar con los maestros sobre la posibilidad de aplazar los aportes.

Ahora que es candidata a Miss Ecuador destaca por ser la única morena dentro de un grupo de catorce chicas que aspiran al título y a representar al país en el Miss Universo que por primera vez se realizará en Quito.

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Su escultural figura no pasa desapercibida. El público, cuando la ve, piensa que es la representante de Esmeraldas, pero todo queda aclarado cuando señala que nació en Guayaquil y participa por Guayas.

Ella nunca intervino en reinados pues siempre se consideró “la patito feo” del grupo. “No tenía admiradores en mi etapa estudiantil, incluso me llegué a sentir un tanto marginada porque algunos eran racistas”, dice esta joven de 21 años, quien hace menos de dos recibió una propuesta de participar como candidata a Reina de Guayaquil, pero que la rechazó porque no estaba preparada y porque sentía que no había el apoyo necesario.

Ahora no dudó en animarse en ser parte del Miss Ecuador cuando la coordinadora del evento, María del Carmen de Aguayo, la conoció y le preguntó si le interesaría inscribirse. Un “sí, pero el próximo año” quedó a un lado cuando la propia María del Carmen le dijo que no desaprovechara esta oportunidad.

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La ayuda que le ofrecieron sus amigos y familiares la empujaron en este reto. Cuando la llamaron los miembros del jurado para decirle que había pasado la prueba que se hizo en Cuenca, en noviembre pasado, se emocionó.

“Ahora que estoy en esto, me siento feliz, pero a la vez muy ansiosa, creo que será una experiencia positiva para mí”, refiere María Pía, quien es cosmetóloga y estudia periodismo en la Universidad Laica de Guayaquil.

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Durante enero tuvo asesoramiento y preparación de su amigo Gunther Vaca. También tomó clases de inglés y francés y la parte física no la descuidó, pues todos los días caminaba por el sur (Acacias), donde vive, o acudía a un gimnasio.

María Pía sabe de la responsabilidad que representa este certamen, por lo que no lo tomó como una aventura ni juego. Tampoco lo ve como una competencia, pues sostiene que este concurso le da la oportunidad de hacer amigas.

“Cuando fue la primera presentación (en diciembre) de todas las aspirantes, me pude dar cuenta de quiénes iban a ser las chicas con las que me tocará convivir casi un mes”, manifiesta.

Ella asegura haberse preparado para el concurso, no solo en lo físico sino también en lo intelectual. A diario se informaba más de lo que acontecía en el país y revisaba libros sobre destinos turísticos nacionales.

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“Una chica que aspira a ser delegada del Ecuador en un torneo internacional no puede ignorar  lo que tiene su país”, indica, aunque admite que no conoce Galápagos, Esmeraldas y el Oriente, sitios que piensa recorrerlos más adelante.

Por sus venas no solo está el gusto por la cosmetología. Ella participó en talleres de teatro y en capítulos de varios episodios de la serie Emergencias, que transmitió TC Televisión.

Durante enero recibió charlas, junto con sus compañeras, de empresarios, periodistas, economistas, que expusieron sobre la realidad social, económica y turística del país.

Con Andrea Jácome, la actual Miss Ecuador, aprendió el significado de ser la mujer más bella del país. “Una Miss no es solo belleza, es también servicio hacia los más necesitados”, enfatiza.

Admira a aquellas personas que “hacen su trabajo en silencio, pero con grandes resultados”.

“La vida te ofrece la oportunidad de ayudar a los demás, yo lo he hecho desde mi trabajo, pero pienso que ser Miss Ecuador te brinda la ocasión de atender a más personas”, concluye.