Pese al proyecto de recuperación, pobladores contaminan diariamente el estuario.

“No son cangrejos, sino bichitos que salen del estero, si te saltan en la cara, se te meten en los ojos y se te los comen”, advierte Walter Huacón, diez años, a sus amigos que están en el patio de su casa en el suburbio, ubicada al pie del estero Salado.

Los insectos salen debajo de las fundas plásticas, palos, tablas, acumuladas a la orilla del estuario y, aunque no comen los ojos, se reproducen entre el lodo.

A pesar de su propia advertencia, Walter anda entre el lodo sin temor a resbalarse, él y su madre creen que la labor de limpiar y recoger los desperdicios en la zona es del Municipio o de Vachangnon.

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Mientras esperan la acción municipal, las familias que viven a orillas del estero siguen su rutina cotidiana. Se bañan, hacen sus necesidades biológicas, cocinan, lavan y generan aguas que, por falta de alcantarillado, son dirigidas a través de una precaria tubería al brazo del estero.

Hipólito León, de 65 años, uno de los primeros moradores de Puerto Lisa –otra de las zonas donde el estero toma cauce–, recuerda (cuando construyó su casa en esta zona) cómo las personas de otros sectores llegaban para bañarse en el estuario, que se asemejaba a una playa.

“Lamentablemente, con los años los invasores que fueron construyendo sus casas ensuciaron el estero con desperdicios y poco a poco este se contaminó”, cuenta.

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Un estudio realizado en el 2001 por el Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar) y basado en un programa computarizado de hidrodinámica, estableció que es equivocada la creencia generalizada de que todo lo que se arroje al estero Salado a la larga sale al mar.

Para la investigación se dividió al Salado en dos ecosistemas: el primero, desde el puente de Miraflores hasta el estero El Muerto, y el segundo, del Puerto Marítimo hasta la boya 67 (Cuarentena).

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En el programa de computación, Inocar visualizó el movimiento de las aguas y sustancias y se concluyó que todo lo que se bote en el Salado recircula y en menos de ocho horas está de regreso al área de donde salió.

El Municipio, hace cuatro años, contrató a la consultora Lahmeyer Internacional-Cimentaciones para que realizara estudios de diagnóstico y factibilidad de recuperación del estuario y luego de la evaluación se calculó que aproximadamente en el 2005 estará recuperado en el 85%.

Según el estudio, las principales fuentes de contaminación son: aguas servidas domésticas, aguas residuales industriales, desechos sólidos vertidos en el estero por la población, aguas de las superficies que entran por lluvias.

Al ser las descargas de aguas servidas las mayores causas de contaminación, la consultora concluyó que la solución al problema es la intercepción de aguas servidas. Con estas recomendaciones, en el 2002 la Municipalidad eligió, luego de un proceso de licitación, a Hidroestudios como la empresa consultora que elaborará en la primera fase el sistema para rehabilitar este brazo de mar que atraviesa la ciudad.

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AGUAS

RAMALES
Los ramales del estero se extienden al noroeste, oeste y sur de la ciudad, donde toman diferentes nombres como Tres Bocas, El Muerto, Puerto Lisa, Las Ranas, Palanqueado, Santa Ana, Viernes Santo, Mogollón, Caracol del Norte, del Lagarto y Cobina, que desembocan en el río Guayas.

PLAN
La segunda fase del plan de recuperación del estuario consiste en continuar con la reducción de la contaminación.

MEDIDAS
Además de interceptar –a través de colectores y redes sanitarias– las aguas servidas, para evitar que todavía lleguen al estero, el plan del Municipio propone medidas complementarias como: sistema de aireación artificial en varios tramos, operativos de limpieza de los desechos sólidos, retención de aguas a través de compuertas, estabilización de los taludes o bordes, programa de control de la calidad del agua y educación ambiental.