La piel es el órgano más grande del cuerpo, por lo que merece toda la atención y cuidado. Usa la luz solar para ayudar a fabricar la vitamina D, importante para la formación de los huesos, sin embargo la exposición prolongada y sin protección puede ser perjudicial, según explica la Dra. Verónica Bravo, médico estético y gerente de Kalos Estética Médica.

Existen cuatro tipos básicos de piel sana: normal, seca, grasa y mixta. “El tipo de piel se determina genéticamente. No obstante, el estado de nuestra piel puede variar considerablemente según los diversos factores internos y externos a los que es sometida”. Uno de ellos es el sol, el agresor más intenso al que la piel está expuesto diariamente, mucho más, considerando la ubicación geográfica del Ecuador y la radiación solar.

El protector o bloqueador solar es una loción, gel, espray, que únicamente evita o disminuye la quemadura producida por exposición al sol, ningún protector solar ofrece protección absoluta al 100%, estos deben aplicarse 30-45 minutos antes de iniciarse la exposición al sol, siendo eliminados por el sudor y el agua, refiere la especialista Bravo. “Por ello se deben aplicar frecuentemente y, sobre todo, después del baño”.

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La Dra. Martha Naranjo, dermatóloga cosmética y cirujano plástico de la clínica Splendor, recomienda no exponerse al sol a aquellas personas que tienen antecedentes patológicos de piel, como rosácea, dermatitis atópicas, acné pustuloso, o aquellos pacientes que se hayan realizado peeling para desmanchar la piel, “porque provocaría lesiones más profundas”, señala. “Contamos con muchas marcas de protección solar en el mercado (Eucerin, Isis Pharma, Bioderma, Heliocare, Avene, entre otros), lo indicado sería tomar en cuenta todos los factores mencionados anteriormente, recibir las indicaciones de su médico de cabecera y realizar la mejor compra”, sugiere Naranjo.

¡Cuidado con las quemaduras!
El tiempo de exposición solar adecuado depende de algunos factores: edad; fototipo cutáneo, es decir si la piel es más blanca o morena; del uso o no de protector solar; y de implementos que ayuden a proteger la piel como sombreros, gafas, vestimenta, etc., así detalla la dermatóloga Bertha Naula, quien asegura que como promedio una exposición no mayor a 30 minutos se puede considerar no dañina. Sin embargo, cuando se descartan estas medidas de protección, la especialista advierte de quemaduras que van más allá del bronceado, con molestos síntomas que empiezan con enrojecimiento de la piel y temperatura alta al tacto antes de las 24 horas, acompañado de ardor y posterior picazón. Además podrían aparecer ampollas cuyo tamaño y extensión dependen de la gravedad de la quemadura. “En casos más graves se presentan fiebre, escalofríos y náuseas”, señala Naula. Por otro lado, la Dra. Paola Félix, especialista en dermatología integral y fototerapia, agrega que también podrían aparecer signos de deshidratación como boca seca y sed. “Internamente ocurren daños en la estructura del ADN celular de la piel; por el efecto acumulativo de la luz que tomamos desde la infancia”, recalca; entre las secuelas de la exposición repetida y prolongada al sol, menciona además de los daños internos, la aparición de manchas y tumores tanto benignos como malignos.

La diferencia o intensidad de la quemadura solar está dada en mayor instancia por el tiempo de exposición solar, aunque se debe tener presente que la arena, la nieve y el agua reflejan la radiación solar, que un nublado parcial solo disminuye la llegada de la radiación solar, que el vidrio solo filtra la radiación UVB (que llega a la primera capa de la piel o epidermis) y no la UVA (que llega a la capa más profunda o dermis).

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¿Qué hacer?
Ante una quemadura solar, Naula recomienda una ducha con agua fría y solución jabonosa suave o la aplicación de paños de agua fría. “Aplicar emolientes o hidratantes que contengan aloe o camomila, también puede usarse crema con corticosteroides de baja potencia (Mometasona, Hidrocortisona o Fluticasona) una o dos veces al día”, aconseja también beber mucha agua, no aplicar hielo, ni productos que contengan lidocaína, alcohol o aceites como la vaselina, estos últimos pueden bloquear los poros e impedir que disminuya la temperatura corporal. Paola Félix menciona como alternativas las sales de rehidratación oral y el acetaminofen. Agrega como prevención en piscinas, ducharse antes de ingresar, y evitar las que tengan exceso de cloro, “podría irritar la piel con más frecuencia sobre todo en pacientes alérgicos y hacerlos más vulnerables a presentar quemaduras solares”. Ambas especialistas coinciden en que si la zona afectada es muy extensa, o presenta mucho edema o hinchazón, gran cantidad de ampollas, síntomas de malestar general como fiebre, escalofríos, etc., se debe acudir al dermatólogo.

Protección ideal
Utilizar el mismo tipo de productos para rostro y cuerpo puede cambiar el pH de la piel, provocando erupciones tipo acné o dermatitis.

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Productos                        

Protector Solar
Rostro: Tipo serum o gel, 30 SFP (no espray ni aceite) 
Cuerpo: Textura cremosa, desde 60 SFP a 80 FPS (no espray ni aceite)

Exfoliante
Rostro: Con base acuosa y gránulos finos, aplicar una vez por semana
Cuerpo: Granulación gruesa, se puede aplicar dos veces por semana

Crema hidratante
Rostro: En serum o gel de rápida absorción, que no provoque reacción alérgica
Cuerpo: Textura cremosa

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