El 26 de enero, en el Teatro Sánchez Aguilar, 100 nuevas estudiantes culminan su año lectivo en la Escuela Rusa de Ballet de Ana Wiesner Rivera.

Ellas son parte del legado vivo que deja la maestra y bailarina ecuatoriana, que falleció este martes, en Estados Unidos, a causa de cáncer, enfermedad que le fue detectada hace dos años.

Wiesner realizó sus estudios en la Escuela de Ballet de la Casa de la Cultura, fue primera bailarina del ‘Ballet de Guayaquil’, que le adjudicó una beca en la Escuela Estatal Coreográfica de Kiev-Ucrania, desde 1981 hasta 1984.

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Trabajó en el Malyi Theater de Kiev efectuando giras por países como Alemania, Checoslovaquia, Yugoslavia, Polonia, Hungría y Rumania.

Con su compañía bailó en los teatros más importantes de Rusia como el Marinsky Kirov de San Petersburgo y el Bolshoi de Moscú.

A su regreso a Ecuador fundó su academia, en enero de 1996.

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“Viví con ella dos etapas de mi vida. En la primera fue mi maestra de ballet cuando daba clases en el Teatro Centro de Arte (...). Luego estuve apoyándola en una producción y vi el proceso del montaje. La vi desde el punto de vista de colega. Me queda de ella su generosidad y su entrega para formar bailarinas, eso ha hecho que trascienda como maestra”, sostiene la bailarina y productora Mónika Cuesta.

Yelena Marich, amiga y compañera de Wiesner en la Casa de la Cultura, cuando solo había una institución que formaba en este campo, agrega que “hay personas como ella que no deberían irse, fue una gran guerrera con su enfermedad, deja muchos talentos formados”.

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Marich, quien se desempeña actualmente como maestra y coordinadora de la Unidad de Danza Esperanza Cruz, de la Casa de la Cultura del Guayas, agrega que “(Wiesner) deja su talento hecho huella y con esa satisfacción creo que Anita se ha ido, su nombre, su labor está presente y continuará”.

La también bailarina y maestra ecuatoriana Yesenea Mendoza sostiene que escribir de Wiesner siempre será placentero. “Vivimos juntas una época de arte atípica y real, de aquellas que solo se conciben con un alma gemela de talento, con un ánima que marcó siempre su sello, con un espíritu ávido de más nobleza de danza (...). Esta fue y será siempre nuestra recordada maestra y amiga, Ana Wiesner, una columna de la danza clásica ecuatoriana, una verdadera reina del ballet”.

Familiares de la balletista tenían previsto realizar el martes una misa en su honor, en la iglesia Santa Teresita de Entre Ríos, en la vía a Samborondón. (I)