Cinthya Laica

En las últimas semanas, decenas de jóvenes pasan concentrados en sus celulares más de lo de costumbre. Solos, en parejas o en grupos; en parques, en universidades o en centros comerciales, ellos tienen algo en común: participan en un videojuego de realidad aumentada.

Esta actividad trae a discusión si los jóvenes se vuelven dependientes a estos juegos, si son perjudiciales o beneficiosos.

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Luego de enterarse en Facebook de que en Ecuador ya estaba disponible Pokémon Go, Jorge Bonifaz, de 23 años, estudiante de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, descargó la aplicación y pasó tres horas jugando en un centro comercial del norte.

Según la psicóloga educativa y orientadora familiar Kerly Maldonado, la dependencia de los jóvenes tiene que ver mucho con la búsqueda de aprobación. “Si en la infancia recibe más desaprobaciones que aprobaciones se volverá inseguro y para sentirse querido siempre buscará la aprobación de otros”, indicó.

Daniel Quezada (30), presidente de la Federación Ecuatoriana de Pokémon, quien por 18 años lo ha jugado en todas sus modalidades, cree que un videojuego puede ser perjudicial cuando una persona deja de lado sus responsabilidades y actividades.

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Pero otros han usado los videojuegos a su favor como la quiteña Patricia Zurita (15), quien desarrolló Green Social Networks, el segundo juego que creó y que le permitió una beca en Estados Unidos.

Según Maldonado, los videojuegos pueden desarrollar capacidades cognitivas, ayudar a mejorar la atención y la organización. (I)