En un elocuente discurso pronunciado ayer ante las autoridades europeas que le otorgaron el premio Carlomagno, el papa Francisco se inspiró en el famoso reverendo Martin Luther King para enumerar sus sueños para Europa.

“Sueño con una Europa joven, capaz de ser todavía madre: una madre que tenga vida, porque respeta la vida y ofrece esperanza de vida”, clamó el papa, tal como lo hizo Luther King en 1963 en una manifestación a favor de los derechos de los negros de EE.UU.

“Sueño una Europa que se hace cargo del niño, que como un hermano socorre al pobre y a los que vienen en busca de acogida, porque ya no tienen nada y piden refugio”, prosiguió en su discurso.

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“Sueño una Europa que escucha y valora a los enfermos y a los ancianos, para que no sean reducidos a objetos improductivos de descarte”, dijo al pedir por los pobres y olvidados.

Otro sueño es una Europa donde ser emigrante no sea un delito, sino una invitación a un mayor compromiso con la dignidad de todo ser humano.

“Sueño con una Europa donde los jóvenes respiren el aire limpio de la honestidad, amen la belleza de la cultura y de una vida sencilla, no contaminada por las infinitas necesidades del consumismo; donde casarse y tener hijos sea una responsabilidad y una gran alegría y no un problema debido a la falta de un trabajo suficientemente estable”, explicó al hablar de la familia, y luego continuó con más sueños para Europa.

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“Una Europa que promueva y proteja los derechos de cada uno, sin olvidar los deberes para con todos”, dijo Francisco.

El papa recibió el premio Carlomagno, el galardón europeo que se otorga desde 1950, en la imponente Sala Regia del palacio apostólico.

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Asistieron a la ceremonia la mayoría de los líderes de la Unión Europea (UE), entre ellos la jefa del Gobierno alemán, Angela Merkel, y los presidentes de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker; del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y del Consejo de la UE, Donald Tusk, así como el rey de España, Felipe VI.

El papa también urgió a “refundar” Europa, tras los llamamientos lanzados en noviembre del 2014 al Parlamento Europeo para que el Viejo Continente vuelva a convertirse “en un precioso punto de referencia para la humanidad”.

En su discurso, el papa, que suele recurrir a figuras literarias, invitó a los europeos “a armar a sus hijos con las armas del diálogo” y a “enseñarles la buena batalla del encuentro”.

Francisco instó también a no olvidar a la juventud: “Ellos no son el futuro de nuestros pueblos, son el presente; son los que ya hoy con sus sueños, con sus vidas, están forjando el espíritu europeo”.

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“Sueño con una Europa de la cual no se pueda decir que su compromiso por los derechos humanos ha sido su última utopía”, concluyó el papa. (I)

Sueño una Europa de las familias, con políticas realmente eficaces, centradas en los rostros más que en los números, en el nacimiento de hijos más que en el aumento de los bienes.Papa Francisco