<strong>Por Gourman</strong>Hay cuatro colonias y, por lo tanto, cuatro cocinas que han tenido enorme influencia en el desarrollo de nuestra ciudad: obviamente la española, la italiana, la china y la libanesa. Esta última es una extraordinaria fusión entre cocina mediterránea y oriental, utilizando ingredientes como el ajo, aceitunas, tomate y aceite de oliva, pero con un mayor uso de especias como el azafrán y el cardamomo. Si bien es rica en ingredientes y productos, su mayor valor son las infinitas variaciones en las que estos son elaborados y combinados de forma extremadamente laboriosa y precisa. Pocas cocinas han desarrollado la maestría de la libanesa en la preparación de platos con cordero, yogur, y vegetales como el pepino o la acelga. Originada en las tribus nómadas que pastoreaban en la península Arábiga, fue finalmente influenciada por la cocina turca y la francesa.Esta riqueza es la que nos ofrece La Taberna Libanesa, ubicada en el centro comercial Las Terrazas, en Samborondón. Si bien el restaurante tiene pocos años, la fama de las artes culinarias de su propietaria es antigua. Amal de Náder, nacida en el Líbano, desde hace décadas es reputada entre los ciudadanos de dicha colonia por su buena cocina. Desde que el centro comercial abrió sus puertas con La Taberna Libanesa entre sus locales, el público puede disfrutar de esta exquisita gastronomía, en una extensa carta con precios razonables.Al llegar, lo primero que se debe pedir es agua de azahar. Es el único sitio en Guayaquil que conozco la sirve. Se prepara con un destilado de los pétalos de la flor del naranjo. Extremadamente aromática, de sabor entre dulce y cítrico, abre el paladar y lo prepara para los manjares que vendrán. En nuestra visita probamos kafta, que consiste en carne molida asada con perejil, cebolla y especias, servida sobre pan árabe. Este plato es realmente interesante por la superior técnica de los libaneses para adobar y cocinar la carne molida. El shanklish es ideal para una entrada. Es una masa de yogur desuerado, con hierbas y especias, moldeado en esferas bañadas en aceite de oliva. Este plato y el shish barak (ravioli de carne), cocinados en sopa de yogur, confirman la maestría libanesa en el uso de este lácteo.Las waraa malfout son las mejores de la ciudad. Es un plato libanés muy conocido de carne molida con arroz y especias envueltas en hojas de col.Una sorpresa grata fue la salchicha sujock, desconocida para mí, de cordero, a la cual cubría una salsa extraordinariamente rica en especias mezclada con nueces. Terminamos con el famoso arroz con cordero y piñones. Uno de los platos más pedidos del restaurante. La carne de cordero es mechada, es decir, deshilachada en la cocción, lo que permite que los sabores se mezclen mucho mejor en boca. El arroz es cocinado al punto perfecto.El restaurante es acogedor y, por lo general, el matrimonio Náder está en la cocina o recibiendo a los comensales. La Taberna Libanesa es de lo más destacado de Guayaquil para disfrutar esta gastronomía. (O)