Casi un mes después de su apertura, el Jubileo de la Misericordia no está atrayendo la cantidad de peregrinos esperados. La prensa habla incluso de fracaso, pero comerciantes y voluntarios son optimistas.

La Gran Vía de la Conciliación, que va del castillo de Sant' Angelo a la Plaza de San Pedro, por donde todos los peregrinos están obligados a pasar, no está muy concurrida en esta semana, a pesar de las fiestas de fin de año.

“Se ve la misma gente que en el mismo periodo del año pasado, ni más ni menos”, afirmó un vendedor de souvenirs que prefirió mantener el anonimato y cuyo puesto está cubierto de minicoliseos de plástico.

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Pero, añade, “está claro que no es la locura que nos anunciaban”, es decir 10 millones de personas según las autoridades italianas. Un cálculo que confirman las cifras de asistencia del Vaticano, publicadas por la Prefectura de la Casa Pontificia.

Con respecto a diciembre de 2014, la cantidad de fieles presentes en los diferentes encuentros con el papa (audiencias de los miércoles, las misas y el ángelus del domingo) ha caído este año casi un 30%, pasando de más de 461.000 personas a 324.000.

En el 2000, durante el anterior jubileo, casi 150 peregrinos por minuto atravesaron la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, y más de 32 millones de turistas peregrinos visitaron la Ciudad Eterna.

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“Sin efecto Jubileo”, tituló el jueves el diario La Repubblica, según el cual este “derrumbe” del número de peregrinos es consecuencia del miedo al terrorismo que, unas semanas después de los atentados de París, ha disuadido a los viajeros de visitar lugares concurridos.

Un Jubileo ‘local’
Según la Federación de Hosteleros y Restauradores de Roma, la tasa de ocupación de los hoteles este fin de año solo es del 70% frente al 90% en el mismo periodo del año pasado.

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Otra de las razones de la desafección de los peregrinos en Roma tiene que ver con el matiz de “local” que ha querido otorgar Francisco a este jubileo, de puertas santas abiertas en todo el mundo, y que proporciona a los fieles un peregrinaje a la Ciudad Eterna.

Lo más importante para Jorge Bergoglio ¬que confesó el arzobispo Angelo Becciu, número tres de la Santa Sede, en Radio Vaticano¬ no es la afluencia, sino el “hecho de que cada uno pueda experimentar la bondad, el amor y la misericordia de Dios”. (I)