Una tradición navideña es colocar en la casa un nacimiento que represente a la Sagrada Familia. Para ello no existe diferencia entre etnias y nacionalidades, cada uno hace pesebres de acuerdo a su cultura, respetando las figuras de José, María y el Niño Jesús.

Así lo demuestra la exposición de la colección de pesebres que perteneció al fallecido sacerdote Hugo Vásquez y Almazán, en la Biblioteca Municipal de Guayaquil.

“El padre Hugo decía algo que es muy cierto. Que en esta época del año cada ser humano en el mundo debe sentir a la Sagrada Familia como de su propia raza, de su propio grupo humano. Entonces, José, María y el Niño Dios se convierten en seres universales, sin raza ni color, representando al salvador de todas las familias del mundo”, comenta Melvin Hoyos, director de cultura de la Municipalidad de Guayaquil,

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Él agrega que en el lobby de la biblioteca solo están expuestos poco más de 60 de los 250 nacimientos que comprende la colección del padre Vásquez, cedida al Museo Municipal por su hermana después de la muerte del religioso.

Pesebres de diferentes partes del Ecuador y de otros países (en algunos casos de varias de sus regiones) muestran características particulares. Por ejemplo, el que fue hecho en el Congo (África) fue construido con madera negra, por ende los personajes son de ese color. En tanto, en el caso de los nacimientos tucumanos de Chile y Argentina, María, José y el Niño son indios. De igual manera pasa con los asiáticos (de China, Corea y Japón), en todos adopta la raza y la etnia de los que lo hicieron.

Desde arcilla, bronce, vidrio, plata, barro, cerámica, porcelanato, hasta materiales raros como cacho, nogal, hoja de choclo, madera negra africana o una cáscara de nuez son usados en los pesebres, expuestos hasta el 6 de enero. (I)