El papa Francisco reiteró una vez más su clamor para que no haya más guerras al cumplirse en este 2015 los 70 años del fin de la Segunda Guerra Mundial. El pontífice alentó a los fieles a rezar para que nunca más ocurran tragedias como esta, mencionan en la web sitios como aciprensa.com.

En la audiencia general de los miércoles, el líder de los católicos afirmó que “en estos días, también en Extremo Oriente, se recuerda la conclusión de la Segunda Guerra Mundial”. Y agregó: “Renuevo mi ferviente oración al Señor de todos para que, por intercesión de la Virgen María, el mundo de hoy no experimente nunca más los horrores y los espantosos sufrimientos de semejantes tragedias. Pero las experimenta”.

Es el anhelo permanente de los pueblos, dijo y mencionó particularmente de los que son víctimas de sangrientos conflictos en curso: “Las minorías perseguidas, los cristianos perseguidos, la locura de la destrucción”.

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Francisco se refirió también a los que fabrican y venden armas: “...Ensangrentadas, bañadas con la sangre de tantos inocentes. ¡Nunca más la guerra! Es el grito apremiante que, desde nuestros corazones y de los corazones de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, se eleva al príncipe de la paz”.

Así, el papa volvió a arremeter contra quienes están en el “negocio de las armas” e hizo un nuevo pedido para que cesen los conflictos en el mundo.

Luego, durante la catequesis, Francisco habló de la importancia de transmitir la fe al interior y exterior de la familia. La constituida sobre el matrimonio de un hombre y una mujer es capaz de dar esperanza y alegría a quien ha caído en la depresión. La Iglesia, explicó, está destinada a convertirse “en un lugar plenamente familiar para el encuentro con Dios”.

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Para el papa, cuando los afectos familiares se dejan convertir por el testimonio del Evangelio se hacen capaces de cosas impensables, que permiten tocar con la mano las obras de Dios (...). “Si volvemos a dar protagonismo –a partir de la Iglesia– a la familia que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica, nos transformaremos como el vino bueno de las bodas de Caná, ¡fermentaremos como la levadura de Dios!”, dijo. (I)